martes, diciembre 22, 2015

Nuevas situaciones, nuevas tácticas


Por Rafael Hernández Bolívar

Flujo y reflujo, auge y caída, fortaleza y debilidad, etc., en fin, maneras distintas de describir los saldos del esfuerzo del pueblo por construir una sociedad justa, humana, democrática, socialista. El alcance de mayores niveles de bienestar no es una línea recta. Es una línea quebrada que a veces avanza tres peldaños para retroceder dos y, también, en otras oportunidades, se avanza tres peldaños para luego descender cuatro. Pero al final se va perfilando en el horizonte la silueta de un mundo posible, cuya distancia, próxima o lejana, dependerá de los esfuerzos de hoy.

La Revolución no es un único polo. Siempre habrá quien se oponga a ella. Porque se vulneran privilegios y se combaten usurpaciones. Porque el bienestar de las mayorías supone la liquidación de minorías con prerrogativas y derechos excepcionales. Más aún, estos contrarrevolucionarios cuentan con aliados a nivel internacional que le brindan apoyo, pues entienden que la redención de los oprimidos de un país será inevitable aliento para los que sufren injusticias en sus propias tierras. En consecuencia, luchan también, organizar sus fuerzas y recursos, emprenden ataques y, eventualmente, pueden obtener algunos éxitos.

Es el momento, entonces, de continuar la lucha en una nueva situación y definirla a partir de sus peculiares características. Las fuerzas que impulsan la transformación radical de la sociedad con miras a lograr mayores niveles de justicia y de desarrollo humano, sin renunciar a  sus  objetivos estratégicos fundamentales, están obligadas a modificar sus tácticas y adaptarlas a las nuevas condiciones. Pero la autocrítica no puede ser autoflagelante ni estéril; entre otras cosas, porque los procesos no se detienen a la espera de la resolución de nuestras discusiones e interpretaciones.

Hay que crear espacio y tiempo para la acción política hoy, a la par que se establecen responsabilidades, se sancionan conductas perniciosas y se corrigen errores. Hay que defender lo conquistado y doblar esfuerzos por ampliarlo, por avanzar en nuevos logros.

viernes, diciembre 11, 2015

La hora del pueblo: Rondón no ha peleado


Por Rafael Hernández Bolívar

Peor a su ocurrencia, es una incorrecta interpretación de la derrota. Su asimilación determinará que nos fortalezca para nuevos combates o hunda para siempre el proyecto transformador de nuestro país. 
En la situación desesperada de una inminente derrota en la Batalla del Pantano de Vargas, Bolívar le dice al Coronel Rondón, quien hasta ese momento no había entrado en acción y estaba reclamando participar en la batalla: "¡Salve usted, la patria!". Y el hijo de esclavos libertos, al grito "¡Que los valientes me sigan!", al frente de los lanceros, hizo una formidable carga de caballería que pulverizó las fuerzas enemigas y aseguró la victoria patriota. En la fechas sucesivas de la conmemoración de la Batalla, Bolívar solía decir: "Hoy es día de San Rondón". Para Venezuela, hoy es la hora del pueblo y será éste el que emule a Rondón y asegure la victoria revolucionaria. 

Lo que está en juego

Los días que corren están signados por la crisis económica mundial, incluida la caída de los precios del petróleo, nuestra principal generadora de divisas. Sin mencionar el deterioro medio ambiental y los numerosos conflictos internacionales provocados por la voracidad imperialista y las redefiniciones geopolíticas regionales.

El pueblo venezolano decidió transitar el camino de la integración latinoamericana, liberándose de tutelajes foráneos y asumiendo políticas de reivindicación social e institucional centradas en el pueblo; todo ello, bajo el hostigamiento permanente y feroz de la derecha criolla e internacional. No podíamos esperar otra cosa; pues, los grandes capitales y los gobiernos que representan sus intereses no van a cruzarse de manos ante las transformaciones populares que vulneran sus privilegios.

En Venezuela se está jugando no sólo el destino de un país sino, en parte importante, también, el destino de todo un continente. Una oportunidad única y quizás la última oportunidad de tener un destino soberano y gobiernos centrados en la atención de las grandes mayorías. Si perdemos esa oportunidad, inevitablemente, mas temprano que tarde, engrosaremos sin esperanzas la legión de países parias, condenados de la tierra, junto a los países depauperados de África y de Asia.

Después de 17 años no hemos logrado que la mayoría del pueblo esté consciente de esto y, pese a sus innegables esfuerzos, la acción del gobierno (acertada en unos casos, desacertadas en otros) y la conducta de los dirigentes –muy censurable en algunas conductas específicas y muy graves- no han convencido a la gente de que ese programa es el centro de sus preocupaciones. 

La batalla ideológica escasamente trasciende la vociferación de consignas y, en consecuencia, no siembra fuertes pivotes que resistan y combatan la maquinaria propagandística de los enemigos. No supimos explicar en qué consiste la guerra económica, cómo se orquestaba y cuáles son sus objetivos, quién y cómo la financian los grandes capitales y el gobierno gringo ni supimos implementar mecanismos más eficientes y más transparente que atenuaran sus terribles efectos. Prueba de ello es que la oposición impuso su discurso (“No hay guerra económica, sólo incompetencia”) en los trecientos mil nuevos votos que ganó la oposición y en los millón ochocientos mil votos del chavismo que no fueron a las urnas.

Las decisiones electorales del ciudadano giran el 6 de diciembre en torno a lo inmediato y, en esas circunstancias, son influidas por la prédica de la derecha en el terreno fértil de la ideología capitalista, sembrada a lo largo de los años y que la inconsciencia de muchos funcionarios refuerza con sus ejecuciones torpes y conductas censurables. Las agresiones imperialistas ejecutan el empujón que hace falta.

Voluntad contra el pesimismo

La evaluación de la derrota de esta batalla no puede paralizarnos. A la par que nos levantamos y sacudimos el polvo, se redefinen tácticas y revalúa la estrategia, hay que combatir a los reaccionarios envalentonados que vienen a cerrar los caminos que se abrieron esperanzadores en el 98, que vienen dispuestos a terminar con todo avance o conquista. 

La lucha revolucionaria está llena de extraordinarios ejemplos de lucidez y de fe en la victoria ante momentos aciagos o derrotas. Bolívar, cercado por el enemigo y diezmadas sus fuerzas, a la pregunta: “¿Qué piensa hacer, General?” responde con firmeza: “¡Vencer!”. Gramsci, en la cárcel y enfermo, recomendaba anteponer la voluntad del optimismo al pesimismo paralizante. Nikolai Ostrovsky, el autor de la novela "Así se templó el acero", muerto a los 32 años, los 12 últimos ciego y paralizado por una lesión en la columna vertebral, ocasionada por un disparo durante la guerra civil rusa, escribió a su preocupada hermana: "Es cierto que no puedo mover ni un músculo y que no veo ni gota; pero, eso no significa que todo está perdido". 

En nuestro caso, la situación aunque muy grave y decisiva, no tiene todavía, los rasgos desesperados de esos dramáticos momentos. Hay todavía espacio para recomponer las fuerzas, evaluar tácticas, acciones y hombres, enderezar decisiones, redefinir la estrategia, luchar decididamente por la victoria. 

Un sistema de asignación de cargos que favorece a los ganadores, tal como ocurrió cuando nosotros ocupamos el primer lugar, hace que la victoria derechista, con una diferencia porcentual de 13,8 (MUD: 7.482.252 y GPP: 5.616.239), obtenga el doble de los diputados nuestros. Lo que es igual no es trampa. De hecho en Cojedes, donde ganamos por una diferencia de 10.000 votos (6% de diferencia) los triplicamos. De los cuatro diputados obtuvimos 3 y la oposición 1. Pero lo concreto es que tenemos 55 diputados para dar la batalla en la Asamblea Nacional. Lo que me preocupa es la calidad de esos diputados y la necesidad de reforzarlos, asesorarlos y apoyarlos con buenos equipos para que sean beligerantes y planteen problemas, salidas y objeciones clave que, apoyadas por la organización y la movilización populares y gremiales, mantenga a raya los planes derechistas de desmantelar el proceso revolucionario venezolano.

También tenemos la casi totalidad de gobernaciones y alcaldías, que ahora, más que nunca deben trabajar y deslastrarse de la ineficiencia y la corrupción, en sintonía con las organizaciones populares. Hay que preguntarse por qué pudimos contrarrestar el ataque derechista y ganar en algunos estados, y perdimos en otros. ¿Por qué en los estados llaneros, por ejemplo, perdimos por paliza en Barinas (6 la MUD, 1 GPP), el más favorecido de la acción del gobierno, y ganamos, igualmente por paliza a los contrarios, en los estados llaneros relativamente menos favorecidos (Apure, Guárico, Portuguesa y Cojedes; de 21 diputados, la MUD sólo obtuvo 4 y los 17 restantes el GPP).

Conservamos el ejecutivo, sin mencionar los otros poderes del Estado que, respetando su necesaria independencia, están constituidos por personas probas y capaces. Y un liderazgo visible, que tiende a hacerse colectivo, en donde Nicolás Maduro se está creciendo ante las dificultades y alrededor de cuyo liderazgo debemos colocarnos todos. 
Hay también unas conquistas sociales y de infraestructura defendibles y un aliento integracionista latinoamericano de gran peso. 

Ahora es el momento de la batalla política en serio. La correcta interpretación de la derrota debe surgir de la discusión honesta entre quienes defendemos este proceso y estamos dispuestos a impulsarlo más allá de victorias o de derrotas circunstanciales. Sin pueblo no hay revolución. Sólo haciendo realidad la participación de la gente, en los términos de la Constitución Bolivariana, lograremos no sólo vencer a los enemigos sino también desterrar a corruptos e ineptos que construyen la alfombra por donde transita la contrarrevolución.

miércoles, diciembre 09, 2015

Rondón no ha peleado


Por Rafael Hernández Bolívar

Peor a su ocurrencia, es una incorrecta interpretación de la derrota. Su asimilación determinará que nos fortalezca para nuevos combates o hunda para siempre el proyecto transformador de nuestro país. 

Los días que corren están signados por la crisis económica mundial, incluida la caída de los precios del petróleo. Sin mencionar el deterioro medio ambiental y los números conflictos internacionales provocados por la voracidad imperialista y las redefiniciones geopolíticas regionales.

El pueblo venezolano decidió transitar el camino de la integración latinoamericana, liberándose de tutelajes foráneos y asumiendo políticas de reivindicación social e institucional centradas en el pueblo; todo ello, bajo el hostigamiento permanente y feroz de la derecha criolla e internacional.

En Venezuela se está jugando no sólo el destino de un país sino, en parte importante, también, el destino de todo un continente. Una oportunidad única y quizás la última oportunidad de tener un destino soberano y gobiernos centrados en la atención de las grandes mayorías. Si perdemos esa oportunidad, inevitablemente, mas temprano que tarde, engrosaremos la legión de países parias, condenados de la tierra, junto a los países depauperados de África y de Asia.

Después de 17 años no hemos logrado que la mayoría del pueblo esté consciente de esto y, pese a sus innegables esfuerzos, la acción del gobierno y la conducta de los dirigentes –muy censurable en algunos casos específicos- no han convencido a la gente de que ese programa es el centro de sus preocupaciones. La batalla ideológica escasamente trasciende la vociferación de consignas y, en consecuencia, no siembra fuertes pivotes que resistan y combatan la maquinaria propagandística de los enemigos.

La evaluación de la derrota de esta batalla no puede paralizarnos. Hay que combatir a los reaccionarios envalentonados que vienen a cerrar los caminos que se abrieron esperanzadores en el 98, que vienen dispuestos a terminar con todo avance o conquista. Ahora es el momento de la batalla política en serio. 

viernes, diciembre 04, 2015

Abstenerse es perder


Por Rafael Hernández Bolívar

En cada proceso electoral venezolano el pueblo decide el destino de la revolución en términos de avance o retroceso

Hay gente que ve la abstención desde un solo punto de vista. Centra su atención en las alternativas que están en juego y, con razón o sin ella, evalúa positiva o negativamente, la manera en que fueron escogidos los candidatos, sus características personales y sus propuestas políticas. Culmina el proceso y piensa que ninguno le satisface como opción y, en consecuencia, ninguno merece su voto. Por esta razón se abstiene pensando que, cuando haya una alternativa con la que se identifique plenamente, ejercerá su derecho al voto.

Pero esta manera de pensar es equivocada, por lo menos, en dos aspectos concretos: Por un lado, empobrece la política y. por otro, puede favorecer el triunfo de candidatos contrarios a su preferencia.

La abstención perjudica la política

Cuando un ciudadano decide, por apatía o por opción personal, no cumplir con su responsabilidad cívica de ejercer su derecho al voto, perjudica la democracia. A menos que la abstención sea una postura política activa, sustentada de manera explícita en el rechazo a la totalidad de los candidatos o al sistema de escogencia de los mismos. En este caso, la abstención es una opción más que compite con las otras postulaciones, independientemente de su sensatez o de su fuerza para generar cambios en la situación política del país.

Pero la abstención pasiva puede causar un daño terrible dentro de un proceso de programas de cambios profundos dentro de la sociedad, pues influye en la legitimación de esos mismos cambios y de las instituciones surgidas al calor de ese proceso. Significa la indiferencia sobre quienes se escogen y sobre el rumbo que tome el país a partir de las decisiones de quienes si acuden a votar el día de las votaciones.

La verdadera democracia no convierte al ciudadano en un sujeto pasivo que selecciona entre un número limitado de candidatos que han escogido otros y restringe su papel a pulsar el botón que representa al candidato que más le guste. No lo contempla así nuestra Constitución Bolivariana que, por lo demás, es explícita en el papel protagónico del pueblo en las decisiones, en la evaluación de las ejecuciones de los funcionarios y en su capacidad para revocar los mandatos o cargos asignados. Quien se abstiene delega en otros su capacidad de decisión y participación política.

La abstención favorece a los que si participan

Desconcertante es observar que, al abstenerse, se favorece el éxito de otros candidatos, contrarios a las ideas políticas de quien se abstiene y, además, este acto no salva la responsabilidad personal del elector sobre el candidato finalmente favorecido: Su voto pudo conducir a un resultado distinto. Por cada voto que se emite contra una opción exige a esa opción, para ganar, el esfuerzo de conseguir dos votos adicionales, uno para igualar la opción escogida por el elector y otro, para ponerse por encima de esa opción.

Mucho más deprimente resulta cuando se está consciente que está en juego el destino del país, cuando se sabe que cuanto ocurre en Venezuela es la resultante de un choque entre fuerzas externas que operan en connivencia con mezquinos intereses criollos y las fuerzas del pueblo agrupadas alrededor de la gestión de un gobierno democráticamente elegido por ese mismo pueblo. A menos que se esté convencido que nunca se produjo el golpe de Estado de abril de 2002, ni el paro petrolero, ni las guarimbas, ni la violencia promovida como acción política, ni los actos de sabotajes a servicios públicos básicos, ni las agresiones económicas, ni  el acaparamiento de productos y la especulación en sus precios, etc. ¿Es acaso casual que la derecha internacional (neoliberal, imperialista y antidemocrática) agote todos sus esfuerzos para atacar la democracia venezolana a nivel informativo y difamarla en el seno de los organismos internacionales? ¿Valoramos como se merece la integración latinoamericana y la conciencia de nuestro destino común?

Votar

Las elecciones no resuelven los conflictos de manera definitiva. Son un episodio mas en el largo esfuerzo por construir un destino mejor para Venezuela. Para un tiempo específico, conforman una nueva situación a partir de la cual se redefinirán los problemas políticos, delimitarán la configuración del nuevo escenario en el cual continuarán las luchas por conquistar mayor poder para el pueblo y mayores niveles de bienestar para todos. Y, sin duda, de acuerdo a quienes integren la nueva Asamblea Nacional, discurrirá su desempeño y se acelerarán o retrasarán decisiones importantes.

Las discusiones no las resuelven las elecciones. Continuarán las críticas y las objeciones que son necesarias y las exigencias que como militantes estamos obligados a mantener para que no decaiga la lucha. Pero también es un deber conservar y ampliar las fuerzas impugnadoras e impulsoras del cambio.

Hay que votar porque hacerlo valida el sistema electoral del cual nos sentimos orgullosos y que ha facilitado la resolución de graves problemas políticos en términos pacíficos y democráticos. El proceso revolucionario venezolano ha pasado por importantísimas confrontaciones electorales que han marcado su permanencia y su futuro. Piénsese, por ejemplo, el referendo de 2004 que resolvió la continuidad del gobierno de Hugo Chávez Frías y, en consecuencia, de la Revolución Bolivariana. Allí se sometió al pueblo la decisión de continuar o no por los caminos que hemos seguido hasta ahora.

Pero, además, hay que votar bien. Hacerlo por la mejor opción para el país, para profundizar los cambios en beneficio de las grandes mayorías y afianzar la democracia como instrumento de decisión en los asuntos clave de nuestro país.

viernes, noviembre 27, 2015

Entre malandros te veas


Por Rafael Hernández Bolívar

Las alianzas con la delincuencia para conseguir objetivos políticos se pagan caro

No es lo que parece

Esta verdad se ha presentado de diversas maneras en los últimos tiempos. Primero aprendimos a no prestar oídos crédulos a los rumores y las afirmaciones que corrían en la calle. “No creas nada de lo que escuches”, decíamos. Después, con los “pistoleros” de Puente Llaguno, aprendimos que tampoco podías creer lo que veíamos a través de la televisión. Siempre se podía alterar la imagen con un enfoque particular, con una toma que mostraba determinados ángulos y dejaba por fuera otros más significativos. Dijimos, entonces: “No creas nada de lo escuches y sólo la mitad de lo que veas”.
Con ese aprendizaje a cuestas, el pueblo somete a un escrutinio riguroso lo que pasa a su alrededor o lo que difunden los medios. Se calibra minuciosamente el momento, el emisor, el mensaje, el medio y lo que está en juego en cada oportunidad.

Más aún, desde que una comisión internacional estudió el caso del asesinato del abogado guatemalteco Rodrigo Rosenberg, se agotó toda nuestra capacidad de asombro a propósito de los vericuetos, las tácticas y las estrategias que puede asumir una conspiración. Como se recordará, cuando el abogado fue asesinado, se difundió un video en que éste aparecía diciendo que si en ese momento se estaba viendo el video era porque ya había sido asesinado por Álvaro Colom, para ese momento presidente de Guatemala. Con semejante denuncia, la víctima delatando con antelación a su asesino, el pueblo se vuelca a la calle exigiendo justicia y la renuncia inmediata del Presidente.

Se nombra una comisión internacional con el respaldo de la ONU que inicia su investigación trabajando dos hipótesis: 1) El Presidente había mandado asesinar a Rodrigo Rosenberg. 2) Opositores a Álvaro Colom, bajo engaño, habían convencido al abogado Rosenberg de los planes de su asesinato por parte del gobierno, le habían persuadido de la conveniencia de la grabación del video y, una vez obtenido ésta, lo habían asesinado para culpar al gobierno.

Después de una exhaustiva investigación,  la comisión nombrada refuta ambas hipótesis y descubre una revelación totalmente inesperada e increíble: Víctima de una depresión severa por una situación de la cual responsabiliza erróneamente al gobierno, Rosenberg decide acusar al gobierno planificando y ordenando su propio asesinato. 

Es decir, la más insólita explicación, por irracional y estrambótica que parezca, puede ser la verdadera, como ocurrió en este caso.

Violencia delictiva, no política

La política –y quienes se dedican a ella- debe estar orientada no sólo por planteamientos claros y profundos sobre nuestra realidad social, económica y cultural sino también dirigida por sólidos principios éticos. Quienes ocupen los puestos de liderazgo debe ser gente honesta, honorable, pacífica, con apreciadas virtudes ciudadanas. Y esto es válido por igual para la oposición y el gobierno. De esta manera, la política sería la confrontación de ideas y de propuestas que giran en torno a la dinámica social, a sus ingentes problemas y a sus posibilidades de solución. Por lo menos en cuanto a nuestra realidad nacional. Las agresiones extranjeras es otra cosa: Las pautas las dictan ellos.

Pero lamentablemente se ha venido acentuando la irrupción de impresentables que no sólo vienen de la delincuencia sino que se mantienen ejerciendo sus actividades habituales a la par que hacen de dirigentes y hasta de representantes de las comunidades. E, indistintamente, utilizan la delincuencia para la política o, al revés. La prensa reseña dirigentes campesinos muertos por el sicariato contratado de ganaderos o de latifundistas o, sindicatos cuyos representantes se enfrentan a plomo limpio por la potestad de otorgar puestos de trabajo o contratos. La vinculación entre narcotráfico y política tampoco es inusual. Y, para nuestra desgracia, hasta el paramilitarismo asoma sus fauces.

Y es que el sector más radical de la derecha no tiene pruritos en aliarse con quien sea para salir del gobierno democráticamente elegido por el pueblo venezolano y, con semejantes acuerdos, disponer a su antojo de los recursos del país. Aliado, por cierto, que deja siempre una estela de países fantasmales, abismados de muerte, de destrucción, de miseria, de anarquía y de violencia. 

El gobernador del Estado Guárico, Ramón Rodríguez Chacín ha descrito la situación en una frase lapidaria: “ El que anda entre bandidos, se ve involucrado en pleitos entre bandidos”. Porque, aún concediendo laxamente la posibilidad de que los integrantes de la MUD no estén relacionados con las prácticas delictivas desveladas por el incidente de Altagracia de Orituco, lo cierto es que asociarse con delincuentes trae consigo estos desgraciados episodios.

¿Por qué allí?

Sin embargo, hay muchos puntos oscuros. Los hechos no quedan claros ni  aún admitiendo que la muerte de Luis Manuel Díaz es la ejecución derivada del enfrentamiento entre bandas rivales. Por ejemplo, ¿por qué un asesino decide dar muerte a su víctima en un espacio público concurrido, ante la presencia de muchos testigos; en lugar de buscar momento y ambiente más apropiados a ese fin? ¿Por qué ese asesinato estuvo precedido de denuncias de Lilian Tintori sobre inminentes atentados contra su vida, reseñados profusamente por la prensa internacional? ¿Cómo es eso de la avioneta siniestrada en tierra, sin lesionados, incendiada y sin frenos? ¿Realmente hubo un intento de impedir el vuelo desde Margarita? ¿Es que acaso no es habitual impedir o posponer un vuelo cuando no está programado para ese momento? ¿Por qué la precipitación de Ramos Allup, incluido el detalle preciso “desde un vehículo”, en un mitin, en donde se supone la presencia, por lo menos, de cientos de personas?

Parece la ejecución de una gran representación en que los papeles han sido cuidadosamente repartidos y los actores, sin saber la trama, se limitan a moverse sobre el escenario sin tener conciencia de lo que hacen ni su destino final, aun teniendo claro sus objetivos.

miércoles, noviembre 25, 2015

Decepción y ruptura


Por Rafael Hernández Bolívar

El ex-canciller uruguayo, Luis Almagro, ha hecho comparsa con la derecha internacional para agredir, en pleno proceso electoral, al CNE, la institución venezolana de ganado prestigio, clave en la resolución democrática de las confrontaciones políticas en nuestro país.

Almagro fue testigo de excepción de los esfuerzos integracionistas y democráticos de la Revolución Bolivariana y, particularmente, de sus esfuerzos para la participación de los sectores excluidos de la sociedad venezolana.

Sin embargo, desde su condición de actual Secretario General de la OEA, ataca al árbitro electoral, haciendo suyas opiniones parcializadas. De esta manera, atribuye, a la mayoría de los países miembros, opiniones contrarias a las expresiones de reconocimiento y de apoyo al CNE que esos mismos países han manifestado en numerosas oportunidades.

Hoy, esos países se sienten traicionados. El elegido con sus votos le ha importado muy poco darle la espalda, no sólo a la institucionalidad venezolana, sino también a su antiguo jefe.

Prefiere hacer causa común con los ataques permanentes de EEUU contra la democracia venezolana. Francisco Palmieri, Subsecretario de Estado adjunto para América Central y el Caribe por Estados Unidos ha dicho: “Las elecciones que vienen en Venezuela son cruciales… y aplaudo las observaciones de Almagro”.

Todas las descalificaciones contra el CNE, incluidas las de Almagro, persiguen preparar el terreno para hacer creíbles las denuncias de fraude con que la oposición antidemocrática, la que no respeta las decisiones del pueblo, justifica sus derrotas electorales.

Po eso, Pepe Mujica, con toda claridad, con la firmeza moral de quien ha dedicado su vida a la construcción de caminos para la Revolución Latinoamericana, sin ambages y con la precisión de quién sabe quienes son los verdaderos enemigos, hace una ruptura radical con Luis Almagro: “Lamento el rumbo por el que enfilaste y lo sé irreversible, por eso ahora formalmente te digo adiós y me despido”.

viernes, noviembre 20, 2015

“… te digo adiós y me despido.”


Por Rafael Hernández Bolívar

Pepe Mujica,  el ejemplar líder uruguayo, pone los puntos sobre las íes en la actitud del Secretario General de la OEA hacia Venezuela

No se gana para decepciones

Insondable debe ser la decepción del gran Pepe Mujica:  El ex-canciller uruguayo, Luis Almagro, ha hecho comparsa con la derecha internacional para agredir al Consejo Nacional Electoral, una institución venezolana de ganado prestigio, clave en la resolución democrática de las confrontaciones políticas, en el momento en que se realiza un proceso electoral destinado a escoger los integrantes de la Asamblea Nacional. Nada más y nada menos que atacar al árbitro del proceso, haciendo suyas opiniones parcializadas y adoptando la actitud de instructor, juez y dictaminador  de los hechos sobre las acusaciones de supuestas irregularidades que tendría el sistema electoral de nuestro país. Para colmo avala esta conducta desde su condición de actual Secretario General de la OEA, atribuyéndole, a la mayoría de los países miembros, opiniones contrarias a las expresiones de reconocimiento y de apoyo al CNE que esos mismos países han manifestado en numerosas oportunidades.

Y la decepción no sólo es porque el susodicho Almagro fue miembro del equipo gobernante durante el período de José Mujica y, en consecuencia, fue testigo privilegiado de los esfuerzos integracionistas y democráticos de la Revolución Bolivariana y, particularmente, conocedor de sus esfuerzos para profundizar la participación de los sectores excluidos de la sociedad venezolana, de esa expresión tan paradigmática que popularizó Latinoamérica: visibilizar a los tradicionalmente invisibilizados, a quienes se le negaba hasta el derecho a tener la cédula de identidad que permite ejercer el voto.

Prefiere hacer causa común con los ataques permanentes de EEUU contra la democracia venezolana. Si alguna duda quedase sin resolver, basta con recordar las palabras de Francisco Palmieri, Subsecretario de Estado adjunto para América Central y el Caribe por Estados Unidos: “Las elecciones que vienen en Venezuela son cruciales… y aplaudo las observaciones de Almagro”.

Pero la decepción da paso a la indignación cuando se constata que la ocupación por Almagro de su actual cargo tiene mucho que ver con el apoyo que le han brindado los países de avanzada, apoyados en el prestigio de formar parte del equipo gobernante de Pepe Mujica. Hoy, esos países se sienten traicionados. El elegido le ha importado muy poco darle la espalda, no sólo a la institucionalidad venezolana, sino también a su antiguo jefe. Sobre la posición del ex-presidente uruguayo ha dicho: "Al respecto no tengo ningún problema sobre eso".

La impecable consecuencia revolucionaria de Pepe Mujica viene, una vez más, a colocar las cosas en su sitio: ¡Hasta aquí llegamos! 

La carta insolente

El 10/11/15, Luis Almagro escribe a Tibisay Lucena, dignísima presidente del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, una carta insolente, irrespetuosa e insultante. En esa correspondencia hace observaciones infundadas, cuando no abiertamente falsas, sobre el sistema electoral venezolano. Dejando de lado el marco constitucional y leyes específicas que rige a dicho sistema, obviando la necesaria referencia legal a la cual debe ceñirse cualquier evaluación sobre el mismo, toma por hechos lo que no son más que acusaciones propagandísticas de un sector de la oposición venezolana; hace afirmaciones difamatorias sobre las prácticas electorales y, específicamente, pone a circular irresponsablemente descalificaciones sobre las elecciones parlamentarias a celebrarse el próximo mes de diciembre.

Todo esto sin ninguna fundamentación seria. A menos que tomemos como digna de crédito expresiones como “me han notificado”, “se me informó” y otras similares que utiliza Almagro en su carta. O asumamos como muestra de imparcialidad, la reconocible posición de la derecha internacional desde donde Almagro descalifica como “como posicionamiento político” lo que debe asumirse como lo que es: una decisión institucional, firmemente sostenida en la Constitución Bolivariana de Venezuela. ¿Dónde está el organismo, la comisión ad hoc o el estudio objetivo que le llevó a esas disparatadas conclusiones?

Hay preguntas fundamentales que no admiten otra respuestas que las positivas. De acuerdo a las leyes venezolanas, ¿todos los venezolanos tienen derecho al voto? ¿pueden ejercer ese derecho? ¿Todo ciudadano que lo desee, de acuerdo a los requisitos legales, puede optar al derecho a ser elegido? ¿Puede promover su candidatura y hacer propaganda para difundir sus propuestas? ¿La organizaciones políticas pueden presentar candidatos y listas de candidatos? ¿Tienen los partidos políticos testigos en todas las fases de la gestión electoral? ¿El proceso de votación garantiza la voluntad del votante? ¿Los candidatos ganadores, sean de la oposición o sean del partido gobernante, son proclamados como tales y asumen los cargos para los que fueron elegidos? ¿Es el sistema electoral venezolano paradigma de trasparencia, precisión y fiabilidad? ¿Es audible?

Todas las descalificaciones contra este sistema electoral, incluidas las de Almagro, persiguen preparar el terreno para hacer creíbles las denuncias de fraude con que la oposición antidemocrática, la que no respeta las decisiones del pueblo, justifica sus derrotas electorales.

Ruptura radical

No podía ser otra la conducta del revolucionario cabal que es Pepe Mujica. Con toda claridad, con la firmeza moral de quien ha dedicado su vida a la construcción de caminos para la Revolución Latinoamericana, sin ambages y con la precisión de quién sabe quienes son los verdaderos enemigos, hace una ruptura radical con Luis Almagro: “Lamento el rumbo por el que enfilaste y lo sé irreversible, por eso ahora formalmente te digo adiós y me despido”.

lunes, noviembre 16, 2015

La confesión de Franklin Nieves

Por Rafael Hernández Bolívar

De la euforia a la decepción, del valiente funcionario al cobardón desnudo

Sin pruebas ni principios

En apenas un par de semanas, la euforia inicial de la oposición –generada por las declaraciones del hoy ex-fiscal- ha devenido en un fallido intento de mantener vivo el discurso descalificador que la derecha internacional propaga contra la justicia venezolana. Parece que la llamada “confesión” no da para más. No hay contundencia ni aporta pruebas. Sólo señalamientos generales que se apoyan exclusivamente en la palabra de quien comienza admitiendo que, hasta ahora, había mentido y había sostenido acusaciones con pruebas falsas. ¡Cómo para creer en su palabra!

Quizás este desenlace se debe no sólo a la fragilidad de las acusaciones sino, sobre todo, a la pequeñez moral del sujeto acusador. La sociedad de hoy está familiarizada con la exaltación de célebres defensores de la justicia y de los derechos ciudadanos, popularizados en películas, libros y testimonios memorables. Pero he aquí que el personaje que están vendiendo ahora no lo adornan precisamente los valores de honestidad, justicia y valentía. El contraste es muy evidente. Lo que revelan sus declaraciones es que su actuación está plagada de doblez, simulación, engaño y cobardía.
La dimensión moral, en toda su desnudez, entra en juego, cuando quien comete un delito, realiza la acción con la absoluta conciencia de lo indebido de su conducta.  Por el lado que se le mire, ese es el caso de Franklin Nieves. No hay justificación moral de ningún modo.

Si, a manera de concesión hipotética, damos como cierto lo que dice en Miami; sus afirmaciones nos rebelan un individuo que supuestamente estaba consciente de la inocencia del acusado y de manera deliberada, por el temor a quedarse sin cargo burocrático, hizo todo el esfuerzo para culparlo y fabricó las pruebas que estimó necesarias para inducir la condena. Es decir, de acuerdo a su versión, Franklin Nieves, para ese entonces Fiscal del Ministerio Público venezolano, participó como colaborador o ejecutor de procedimientos que violaban el derecho al debido proceso de un ciudadano sometido a un proceso judicial.

Agréguese a esto el motivo fútil de esa conducta: La amenaza de despido como funcionario de la Fiscalía, dicho por el mismo Nieves  en entrevista para una televisión de Miami. En evidentes condiciones de seguridad, en un estudio de televisión que mostraba sus declaraciones al mundo, en un país que conceptúa como "garante" de los derechos humanos, un periodista le pregunta que si le habían amenazado con secuestrar a su familia, quitarle la vida o mandarlo a la cárcel, Franklin Nieves dice que a él, en una oportunidad, su jefe lo amenazó con despedirlo.

En varias entrevistas reitera esa versión. Así, en el diario español El País (31-10-15), el periodista le pregunta: “¿Personalmente sufrió amenazas?”. Responde: “No, no, pero estaban latentes”.  De manera más directa, Carlos Acosta en el Programa “Aló, Buenas Noches”, Miami, pregunta: “¿En algún momento te dijeron si te echas para atrás te saco esto, te saco aquello, o te destrozamos o te matamos o te metemos preso?” Respuesta: “No. Quien era mi jefe lo que me amenazó fue con destituirme.”

En otras entrevistas ni siquiera habla del despido sino de su carrera como funcionario, las posibilidades de traslado, de ascenso y hasta de obtener una jubilación ventajosa. Como se ve, ¡puro desprendimiento! ¡“sólidos principios morales de justicia y de defensa de los derechos humanos” orientados hacia la democracia, las instituciones y la sociedad!

Si por una amenaza de despido, en caso de que en verdad se haya producido, hecha en una oportunidad por su jefe inmediato, -no por el Presidente, ni por la Fiscal General, ni el Vice-fiscal, ni siquiera por el Jefe de División, todos ellos por encima de su jefe inmediato-, es capaz de alterar o fabricar pruebas para condenar a un "inocente", además que no le era desconocido, pues sus hijas compartían colegio con los hijos del acusado, ¿qué hubiese hecho si la amenaza proferida implicase un riesgo de su vida o de sus familiares? ¡Cabría esperar que sacrificaría hasta a su propia madre!

Un cómplice inesperado

En su peculiar striptease moral, Franklin Nieves admite que le dijo a Leopoldo López: “yo sé que tu eres inocente… pero tu condena está escrita. No tienes salvación, la orden viene de arriba y lo que quieren es inhabilitarte porque te tienen miedo”. Es decir, de manera insólita, uno de los abogados encargados de promover las pruebas en el juicio, le dice al acusado que es inocente y que “su condena está escrita”. Pero, más increíble todavía, el procesado, con esa valiosa información en las manos, sabiendo además que Nieves, por temor a que lo despidan, va a cumplir con su “tarea” de montar pruebas que lo condenen, Leopoldo López, en lugar de denunciarlo ante el Tribunal, o fuera de él, de acuerdo a la disposición que tiene de la prensa internacional, opta por el silencio y hace de cómplice pasivo de la supuesta farsa.

Más aún, apenas el ex-fiscal confiesa su supuesto delito, López y su familia se apresuran a otorgarle el perdón por el regalo de los catorce años de cárcel. ¿En qué lógica encaja esto?


Parece que Diosdado Cabello tiene razón al afirmar que Franklin Nieves participó en el juicio con el objetivo de conducir su curso hacia la menor condena, desviando la atención del asunto medular de las 43 muertos ocasionadas por las guarimbas y, logrado lo propuesto, hacer un escándalo final para irse a EEUU a disfrutar de los  pagos obtenidos que, por supuesto, deben superar con creces los modestos recursos de una jubilación pública o de un cargo de funcionario.

domingo, noviembre 08, 2015

Franklin Nieves viajó a Miami


Por Rafael Hernández Bolívar

Con esta maniobra la derecha internacional aspiraba a fundamentar sus ataques contra Venezuela

Una distinción necesaria

Es necesario distinguir entre lo que es el juicio a un ciudadano acusado de delitos específicos y los intereses políticos en juego alrededor de ese juicio. Lo primero hace referencia a las acusaciones, a la promoción de pruebas, a los alegatos de defensa, a la tipificación del delito de acuerdo a las leyes, a la sentencia del tribunal, a las apelaciones y a la sentencia final, bien sea absolutoria o de condena. Es decir, es asunto que decide el poder competente dentro de una sociedad democrática, el poder judicial.

El aspecto de los intereses políticos en juego es otra cosa, a pesar de que la persona procesada es un dirigente político nacional y que los delitos estén asociados a acciones dirigidas a conseguir determinados objetivos políticos. Es claro que atentar contra la vida de las personas, o crear situaciones que la sometan a riesgo, no tiene justificación política de ningún tipo.

Sin embargo, el hecho de que sean procesos distintos no significa que no existan relaciones y flujos entre ambos procesos. Lo substancial es tener claro cuando un hecho se refiere a uno u a otro, cuando se apela a uno de ellos para distraer u ocultar la verdad o la inconsistencias del otro. Sólo que los procesos son diferentes y los jueces también. En uno, son jueces debidamente investidos por el poder judicial y, en el otro, es el pueblo quien juzga y determina la responsabilidad, la culpabilidad o la inocencia del procesado.

En el caso planteado por el hoy ex-fiscal Franklin Nieves, supuestamente referido al área del proceso judicial es, en realidad, una jugada política orquestada para alcanzar objetivos políticos. Pero he aquí que para desnudar ese contenido político es necesario desvelar la verdad o la falsedad procesal contenida en la supuesta denuncia. Y, a favor de sus “confesiones” y las acusaciones derivadas de ellas, Franklin Nieves no aporta nada ni le ayuda su descalificada condición moral.

Si en algo parece haber acuerdo, tanto desde la óptica de la derecha venezolana como desde la perspectiva de la Revolución Bolivariana, es el acuerdo de calificar de inmoral el comportamiento de Franklin Nieves. Para unos mintió antes y ahora dice la verdad, para otros la situación es al revés. Hay también quien piensa que mintió antes en algunas cosas puntuales y miente ahora en otras.

Pero sea cual sea la postura que se asuma sobre esto, además de inmoral, ese comportamiento tiene la cualidad de acomodarse como anillo al dedo a la estrategia que han seguido durante años la derecha internacional y su cómplice criolla. Estas persiguen socavar el prestigio democrático y el carácter protector de los derechos humanos fundamentales con que el gobierno bolivariano ha signado sus actuaciones en la resolución de los conflictos políticos del país. Para la derecha este objetivo es imprescindible. Así podría justificar acciones directas contra el gobierno legítimamente constituido, refrendado, además, en elecciones libres y transparentes.

El momento oportuno

El adefesio de confesión de Franklin Nieves se produce en el momento en que  importantes organismos internacionales debían decidir sobre asuntos relacionados con los derechos humanos, apareciendo Venezuela como centro de esas decisiones y, en el país, el pueblo se apresta a realizar el proceso electoral de renovar la Asamblea Nacional. Nieves divulga un video en el que se inculpa de haber tergiversado pruebas dentro del juicio que condenó a Leopoldo López por la incitación a la violencia que ocasionó la muerte de 43 venezolanos durante las guarimbas de febrero del 2014. Dice además que esta irregularidad es apenas una muestra de las violaciones de los derechos humanos que comete el Estado contra los miembros de la oposición venezolana acusados de diferentes delitos.

Breves días después, el 28 de octubre, la ONU debía decidir si reelegía o no a Venezuela como miembro del Consejo de Derechos Humanos de ese organismo. La derecha se mueve con la intención de impedirlo. Publica el manifiesto “Venezuela no debe volver a integrar el Consejo de Derechos Humanos”, firmada por 36 asociaciones “internacionales”, siendo más de la mitad de ellas reconocidas agrupaciones de la oposición venezolana, y entre las restantes, destaca, ese ejemplo de “pulcritud y objetividad”, llamada Transparencia Internacional, la misma que otorgó en España la calificación de Municipio de Administración más Transparente al municipio (Sabadell) en donde seis meses después terminaron presos alcalde y concejales por ser exactamente la alcaldía española de corrupción desbordada. Sin mencionar, denunciadas en su oportunidad, las gestiones de chantajes y amenazas con que, directamente, EEUU intentó conseguir votos en contra de nuestro país.

Para el 29 de octubre, el Parlamento Europeo otorgaba el Premio Sajaroj mediante el cual ese organismo reconoce anualmente al más destacado luchador por la defensa de los derechos humanos a nivel mundial. La derecha europea, encabezada en este asunto, particularmente, por el Partido Popular español, promovió la candidatura de la MUD venezolana, obteniendo una clara derrota. No obstante, pretendió entonces que el ganador compartiera el premio con su candidato, pero la proposición fue igualmente rechazada. 

El afán de la derecha española no sólo tiene que ver con su militante apoyo a la oposición venezolana sino también a su deseo de refrendar su conducta descarada de combate al gobierno constitucional de Venezuela. Le resulta insostenible de cara a la sociedad civil sostener las mentiras contra nuestro país mientras los organismos internacionales le brindan amplio respaldo. ¿Cómo explicarle a la sociedad española que el país censurado y vapuleado  por ellos, al momento de la evaluación en cuanto al respeto y expansión de los derechos humanos, salga mejor parado que España? Dos ejemplos: 1) España después de tres vueltas, es elegida como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, con 132 votos, mientras que Venezuela fue elegida para lo mismo, en una sola vuelta, con ¡181 votos! y 2) En el informe de la ONU de julio, 2015, sobre la situación de los derechos humanos en diferentes países, España sale peor parada que Venezuela, con 26 graves observaciones sobre Expulsiones en caliente, Racismo policial, Desigualdad de género, Violencia machista, Trata de personas, Ley Mordaza, Esterilización de discapacitados, Aborto ilegal, Centros de Internamiento de Extranjero, etc. En contraste, a nuestro país le reconocen el avance en determinadas áreas y le exhortar a incrementar el esfuerzo en otras. La diferencia a favor de Venezuela es evidente. 

Como se sabe, a pesar de todas estas acciones que pretendían desprestigiar y  condenar nuestro régimen democrático, Venezuela salió fortalecida y respaldada por la comunidad internacional. El Presidente Maduro saludó la decisión con estas palabras: “Victoria de Venezuela en la ONU...Gran Victoria Moral...Hemos sido reelectos para el Consejo de Derechos Humanos del Sistema de la ONU... Un Triunfo de la Diplomacia Bolivariana de Paz”.

El video de Franklin Nieves no ayudó, no convenció a nadie.

domingo, noviembre 01, 2015

El descarado Tony Blair pide perdón


Por Rafael Hernández Bolívar

Las investigaciones de la Comisión Chicot sobre la participación de Inglaterra en la invasión a Irak arrinconan al ex primer ministro

Fabricando la guerra

Tony Blair tuvo un papel muy activo en la fabricación de argumentos que “justificaran” la participación de Inglaterra y otros países en la invasión a Irak decidida por George W. Bush, presidente de EEUU. Tal conclusión se desprende de algunos datos filtrados desde la Comisión Chilcot, comisión ésta nombrada en 2009 por el entonces primer ministro británico, Gordon Brown, para dilucidar las circunstancias, las responsabilidades y el papel desempeñado por el gobierno y sus altos funcionarios en los preparativos y la invasión a Irak en 2003.

La Comisión integrada por cinco miembros y presidida por Johnn Chilcot, ha sometido a largas entrevistas y exhaustivos cuestionarios, incluido al propio Tony Blair, a funcionarios, diplomáticos y jefes de inteligencia, buscando esclarecer la fundamentación de la desacertada intervención. Ha prestado atención a los preparativos de la guerra y, en particular, a las conversaciones previas de Blair y Bush durante 2002.

Un colaborador inesperado ha sido el hacker Guccifer quien, a principios de este año 2015, penetró y reveló la correspondencia secreta del buzón electrónico de Hillary Clinton. En uno de esos documentos de marzo de 2002, el Secretario de Estado Colin Powell le informa al Presidente Bush el apoyo de Tony Blair a la eventual invasión a Irak. 

“Blair está con nosotros”, escribe Powell, señalando además que Blair aportará las frases que “fortalecerán el apoyo global”.  Estaba convencido de que traería también nuevos “éxitos regionales”.  Esto ocurría un año antes del informe sobre armas de destrucción masiva y de la consecuente justificación e invasión “derivadas” de ese informe. 

Para septiembre del mismo año, a fin de convencer de la peligrosidad de Hussein, el gobierno británico publica un informe sobre las armas de destrucción masiva, en donde Blair afirma que Irak continua produciéndolas “más allá de toda duda”. En marzo del 2003, Inglaterra participa en la invasión a Irak.

La guerra demostró la inexistencia de tales armas y los expertos hoy coinciden en que su producción se paralizó en 1991. Recientemente se ha revelado el contenido de un correo electrónico de Jonathan Powell, principal asesor de Blair, donde emite un juicio sobre el borrador del  informe sobre Irak: "El documento no prueba que Sadam sea una amenaza inminente".

Bush admite en 2008 que no había armas de destrucción masiva y que su mayor error fue hacerle caso a los informes de inteligencia. Diferentes investigaciones periodísticas han demostrado como los gobiernos de EEUU, Inglaterra y España, orquestaron una campaña propagandística en función de justificar la invasión a Irak. Vale decir que primero se tomó la decisión de invadir y, luego, se fabricaron “los informes” que “demostraban” la existencia de las susodichas  armas.

El negocio de la guerra

Una vez fuera del gobierno, a partir del 2007, Blair se dedica a los negocios y a representar a la Unión Europea, ¡vaya ironía, como “mediador para la paz en el Medio Oriente”. En un email personal dice, sin pelos en la lengua, “Estamos construyendo una serie de profundas conexiones con empresas privadas y Gobiernos en todo el mundo. Hacemos negocio y filantropía”.

En la prensa británica abundan señalamientos de los enormes ingresos que obtiene Tony Blair en esa combinación de mediador en situaciones internacionales de conflictos y su papel de asesor de grandes consorcios privados. Se le atribuye un papel destacado en la fusión de grandes empresas de alimentos, en la asesoría de la empresa petrolera PetroSaudí, en el gobierno de Kuwait, en fondos de los Emiratos Árabes, de Corea del Sur, de la empresa Louis Vuitton, de J. P. Morgan y de empresas de energía. Sus oficinas están en el sector más caro de Londres.

Se le atribuye una fortuna de 130 millones de euros, aunque, con su indudable capacidad para la oratoria y el cinismo, ha dicho: «No tengo ni la mitad de eso, ni un cuarto de eso, ni siquiera la quinta parte de eso», a la par que hace derroche de lujo y riquezas.

Sin perdón

Hoy, después de más de doscientos cuarenta mil muertos, de más de cuatro millones de desplazados, con un país en cenizas, anarquizado y destruido, Tony Blair dice “perdón”: "Quiero pedir perdón por los erróneos datos de inteligencia que recibimos. También quiero pedir perdón, por cierto, por algunos errores en la planificación y, desde luego, por nuestro fallo de comprensión al anticipar lo que sucedería con la eliminación del régimen de Husein". Llega hasta admitir que el surgimiento del terrible Estado Islámico es una de las consecuencias de aquella injustificada intervención y pide perdón también por no  haber previsto sus consecuencias para Irak y los países vecinos.

Pero he aquí que en muchas partes del mundo la gente dice que ni él, ni Bush, ni Aznar, ni los demás promotores de esa guerra, merecen perdón alguno. Al contrario se están preguntando si lo que cabe es mas bien una acción distinta: juzgarlos, como lo que son, criminales de guerra.

En la propia Inglaterra, un movimiento liderado por el laborista Jeremy Corbyn, quien en su momento se opuso a la intervención británica, no ha dudado en calificar la guerra contra Irak como “una guerra ilegal” y dice además que ya basta de que Inglaterra secunde las aventuras militares de EEUU. Hoy, Stop the War Coalition afirma que Tony Blair “debe ser juzgado como criminal de guerra”.

miércoles, octubre 28, 2015

La devaluación del perdón


Por Rafael Hernández Bolívar

El hacker Guccifer revela la correspondencia secreta del buzón electrónico de Hillary Clinton. En uno de esos documentos de marzo de 2002, el Secretario de Estado Colin Powell le informa al Presidente Bush el apoyo de Tony Blair, Primer Ministro británico para la época, a la eventual invasión de Irak. 

“Blair está con nosotros”, escribe Powell, señalando además que Blair aportará las frases que “fortalecerán el apoyo global”.  Esto ocurría un año antes del informe sobre armas de destrucción masiva y de la consecuente justificación e invasión “derivadas” de ese informe. 

Para septiembre del mismo año, a fin de convencer de la peligrosidad de Hussein, el gobierno británico publica un informe sobre las armas de destrucción masiva, en donde Tony Blair afirma que Irak continua produciéndolas “más allá de toda duda”. En marzo del 2003, Inglaterra participa en la invasión a Irak.

La guerra demostró que no había tales armas y los expertos hoy coinciden en que su producción se paralizó en 1991. Bush admite en 2008 que no había armas de destrucción masiva y que su mayor error fue hacerle caso a los informes de inteligencia. Diferentes investigaciones periodísticas han revelado la campaña propagandística en función de justificar la invasión a Irak. Vale decir que primero se tomó la decisión de invadir y, luego, se fabricaron “los informes” que “demostraban” la existencia de tales armas de destrucción masiva.

Una vez fuera del gobierno, a partir del 2007, Blair se dedica a los negocios y a representar a la Unión Europea, ¡vaya ironía!, como “mediador para la paz en el Medio Oriente”. En un email personal dice, sin pelos en la lengua, “Estamos construyendo una serie de profundas conexiones con empresas privadas y Gobiernos en todo el mundo. Hacemos negocio y filantropía”.

Hoy, después de más de doscientos cuarenta mil muertos, de más de cuatro millones de desplazados, con un país en cenizas, anarquizado y destruido, Tony Blair dice “perdón”. ¿No debería, mas bien, juzgársele como criminal de guerra?

domingo, octubre 25, 2015

Algo huele mal en la sociedad de hoy


El drama de los refugiados en Europa es una realidad que no admite posposiciones ni excusas

Por Rafael Hernández Bolívar

La insolidaridad húngara

Durante la noche del domingo 18 y gran parte del día del lunes 19 llueve sobre grupos de refugiados frente a la frontera húngara. Se empapan sus ropas, expuestos, como están, a la intemperie y a las inclemencias del viento y la lluvia. El frío de este otoño se ha venido intensificando durante las últimas semanas.

Miles de refugiados caminan paralelos a vallas erizadas de púas y garfios cortantes. La piel, vulnerable, cubierta por ligeros protectores impermeables de material plástico, no saldría indemne si se arriesgara a cruzarlas. Terminaría desgarrada y, las personas que logren llegar al otro lado de las vallas, tendrían los seis años de cárcel que tienen previsto aplicar las autoridades a quienes se introduzcan al territorio húngaro. Los emigrantes sólo quieren atravesar el país para llegar a Alemania. No aspiran a quedarse, les basta con cruzarlo. Pero ni eso le permiten.

Hay muchos niños tiritando de frío. Caminando entre el barro o en los brazos de padres agotados de tanto esfuerzo y desesperación. Entre quienes chapotean el barro bajo la lluvia, hay algunos adultos con muletas o heridos. Hay que seguir. Kilómetros y kilómetros por delante, buscar otra ruta, en este caso, más larga: Cruzar Serbia, pasar Croacia, Eslovenia, cruzar Austria y, al final, llegar a Alemania con la esperanza de encontrar refugio, seguridad, futuro. Miles de penalidades sufridas y centenares de kilómetros recorridos desde África o desde Siria. La guerra, el desierto, el mar, las agresiones y una incertidumbre ineludible: ¿sobreviviremos?

Con una aplastante mayoría (151 votos a favor; 12 en contra y 27 abstenciones), el parlamento húngaro aprobó una ley que autoriza al ejército a usar gas, balas de goma, objetos contundentes y pistolas de redes para repeler a los refugiados en su intento de cruzar las fronteras. Su primer ministro, Viktor Orbán, ha ordenado la colocación de vallas alambradas en las fronteras con Serbia, Croacia y Eslovenia. Ha dicho que sus medidas “funcionan” y ha recomendado que otros países hagan lo mismo. A su juicio, esa debe ser la respuesta de Europa ante el flujo inmigratorio: Blindar sus fronteras. “Nos invaden. Hungría y todo Europa está en peligro”, ha dicho.

Trigo limpio

La religión cristiana habla de hermandad, de solidaridad y de amor. Las otras religiones, en general, también. En relación a los refugiados, el Papa dice que hay que “acoger a las personas y acogerlos tal como vienen…  misericordia es el segundo nombre del amor”. Y ha recordado: 'Todo lo que hayáis hecho en favor del más pequeño de mis hermanos, a mí me lo habéis hecho'.

Pero he aquí que el Obispo de Valencia, España, se pregunta: “¿Esta invasión de emigrantes y de refugiados es todo trigo limpio? ¿Dónde quedará Europa dentro de unos años?”, negando, de hecho, la orden del Papa Francisco de que cada parroquia acogiera a una familia de refugiados. Añade el Obispo de Valencia que los refugiados son un Caballo de Troya para el continente y, como consecuencia de ello, augura un futuro incierto para Europa. 

David Cameron, Primer Ministro inglés, se refirió a los inmigrantes como una plaga a la que hay que combatir y acabar. La presión popular e internacional, sin embargo, logró que admitiese algunas cuotas de refugiados, en contra de su animadversión. Los partidos de derecha europeos mantienen en algunos casos posiciones ambiguas y, en otras, actitudes francamente xenófobas o racistas.

Más aún, no sólo hemos oído expresiones transidas de indiferencia, de racismo o de odio, sino que también hemos visto actos de agresión y bestiales gestos contra esta masa humana de desamparados: Una periodista metiendo el pie a un refugiado que corría con un hijo en los brazos, huyendo de los gases que lanzaba la policía, y verlos rodar por el suelo, hombre y niño, por efecto de la innoble acción.  La misma periodista dando de patadas a refugiados. En Alemania, la televisión ha mostrado a militantes neonazis apedreando autobuses cargados de refugiados, trancando vías para que no pasen. O una escuela en llamas después de haber sido asignada como centro de acogida, posiblemente quemada para impedir que se alojen allí.

Para asombro de todos, una candidata a alcalde en un municipio, conocida por su clara posición solidaria hacia los inmigrantes, fue acuchillada por un fanático neonazi. Logró sobrevivir al ataque y, bueno también es decir, logró un apoyo contundente en votos de su comunidad. 

La llaman crisis de valores

En el resto del mundo, durante unas tres o cuatro semanas, la terrible fotografía de Aylan Kurdi, el niño ahogado sobre una playa del Mediterráneo, golpeó la conciencia de millones de personas y movió algunas manifestaciones de preocupación y buena voluntad. Pero han seguido muriendo niños y adultos en ese mismo mar por las mismos motivos, apareciendo sus cadáveres en las playas.

Hoy, esa conmoción inicial ha sido reemplazada por nuevos intereses y novedades. El hombre atenazado de urgencias. El egoísmo del confort, la ilusión de la seguridad que nos coloca inalcanzables a las tragedias. La incapacidad para la empatía y para reconocernos en una humanidad a la que pertenecemos y no puede haber excluidos.

Antes, las sociedades y los individuos se escudaban en la ignorancia o en la lejanía. “No pudimos hacer nada porque no lo sabíamos”, decían. O, “no lo impedimos porque no estábamos allí, ocurrió muy lejos”.

Pero hoy no hay excusas. Todo esto lo tienen los europeos en las narices y no tienen forma de eludirlo.