miércoles, diciembre 18, 2013

Las muertes del hambre


Por: Rafael Hernández Bolívar

En Sevilla, España, acaban de morir por intoxicación alimentaria tres miembros de una familia y un cuarto miembro permanece hospitalizado por la misma razón. Murieron el padre, la madre y una hija de catorce años. Quien sobrevive es otra hija de trece años.

Esta calamidad, en cualquier circunstancia es un hecho doloroso y lamentable. Pero, en este caso, la desolación es mucho mayor cuando se constata que esta familia se alimentaba regularmente de comida caducada; es decir, de desechos. La ausencia total de recursos no dejaba otra opción que rastrear en los basureros los productos que desechaban los supermercados --porque se habían vencido en los anaqueles y no habían sido comprados por nadie--, o en las sobras que los restaurantes regalan a los indigentes. La familia sobrevivía recogiendo cartones.

Hace apenas dos meses, en el Hospital Virgen del Rocío, Andalucía, había muerto por desnutrición un joven polaco de 23 años, con apenas 30 kilos de peso. Había pasado sus horas de agonía en un sillón de la sala de emergencias, esperando ser atendido. La reseña de su muerte fue titulada por la prensa como “la primera muerte por hambre en España”. Cáritas Española afirma que tres millones de personas viven con menos de 307 euros mensuales y que esta cifra es el doble de lo que era cuando estalló la crisis en 2008. Una campaña contra el hambre identificada como Ayuda en Acción enfatiza que en España viven dos millones de niños bajo el umbral de pobreza.

Pero más allá de las estadísticas, el dolor y el desamparo se hacen inmensos entre los más pobres. En una sociedad estructurada para reproducir el capital y salvaguardar los intereses de los poderosos, los débiles son excluidos y apartados como efectos colaterales de sus estrategias y planes. En fin, desechos de la sociedad de la opulencia y del consumo. Hambre y exclusión de seres humanos concretos que deambulan sin rumbo y sin esperanzas por las calles de las grandes ciudades del capitalismo en crisis.