viernes, mayo 24, 2013

Nicolás Maduro, capacidad para gobernar bajo presión


Por: Rafael Hernández Bolívar

Los primeros días de gobierno del Presidente Maduro han venido a confirmar la acertada decisión del Comandante Chávez al escogerlo como su candidato y la sabiduría del pueblo al darle su respaldo el pasado 14 de abril.

Sólo una persona con las dotes políticas de Nicolás Maduro puede enfrentar con éxito el ataque brutal que la derecha criolla, en alianza con los intereses imperialistas, ha desencadenado sobre nuestro país y nuestro gobierno. Su clara visión estratégica, su capacidad para organizar voluntades en la construcción del socialismo, su empatía para palpar y escuchar las preocupaciones de la gente, su sentido de responsabilidad ante la palabra empeñada y el coraje para tomar por los cuernos las situaciones conflictivas, a la par que su disposición de diálogo con los diferentes sectores, están desvelando la imagen del líder que supo reconocer y apoyar el Presidente Chávez.

Durante la campaña electoral se hizo tanto énfasis en la decisión de Chávez que nos olvidamos de las razones por las que le escogió como candidato. Y esas razones son precisamente las cualidades que hoy se revelan nítidas en sus acciones de gobierno. Identificó la inseguridad como problema clave de la sociedad venezolana e implementa el  Plan Patria Segura que está devolviendo tranquilidad a los ciudadanos. Dijo que gobernaría con la gente y el Gobierno de Calle ha incorporado a las comunidades y las regiones del país en una única voluntad de trabajo. Llama a la unidad de los revolucionarios y hace esfuerzos por la organización y el reconocimiento de todas las fuerzas que apoyan la Revolución.

Bajo fuego enemigo, trabaja, convoca, organiza, resuelve.


Chávez lo dijo: Líder joven, gran capacidad, mano firme, corazón de hombre del pueblo, don de gente, reconocimiento internacional merecido, inteligencia, liderazgo y, sobre todo, gobernando junto al pueblo y subordinado a los intereses del pueblo.

domingo, mayo 19, 2013

Los demagogos iracundos


Por: Rafael Hernández Bolívar

Los mismos que hasta hace pocos días despotricaban contra el gobierno bolivariano, porque a través de sus misiones sociales supuestamente se fomentaba la flojera de los venezolanos y el paternalismo del Estado, son los mismos que hoy elevan su airada protesta hacia la decisión del Presidente Maduro de diseñar un programa para que cada venezolano beneficiario de una vivienda construida por el gobierno, de acuerdo a sus ingresos y en el lapso conveniente a sus posibilidades, pueda pagar dignamente el bien recibido.

Al unísono, Henrique Capriles y Antonio Ledezma, exhiben sus ensayadas poses de indignación. El primero, con el rostro tenso, desfigurado por las venas marcadas, los ojos saltones y la expresión hostil, drenando odio, dice: "Es inaceptable que en un país con tanto petróleo,  se le cobre al pueblo por su casa". Y agrega que él nunca haría tal cosa. Calla, por supuesto, que no cobraría casas al pueblo porque jamás las construiría.

Ledezma, refugiado en ofensivos mensajes en twitter, se esfuerza en escribir insultos y pedir al gobierno que rompa sus compromisos de integración latinoamericana antes que exigir un centavo a los beneficiarios de viviendas. Su anhelo es una Venezuela aislada y débil, a merced de los gringos y los poderes imperialistas.

Expresan su profundo desprecio por la dignidad y el sentido de solidaridad del pueblo venezolano. No comprenden lo que significa  para una familia el sentimiento de logro y autoestima generado por la conciencia de tener una vivienda fruto de su esfuerzo. Son ajenos a la solidaridad que significa los pagos mensuales que alimentan el fondo con que el gobierno construye nuevas viviendas para más venezolanos.


La medida, a la par que económicamente necesaria para la persistencia en el tiempo de la GMV, tiene una importante labor pedagógica en un pueblo con mayores niveles de conciencia social, política e integracionista.

lunes, mayo 13, 2013

Capriles y las pruebas de orina


Rafael Hernández Bolívar

Capriles dice: “Se robaron las elecciones”. Sin presentar pruebas de ninguna irregularidad que diga qué se alteró y cómo esa alteración modificó los resultados. Sólo acusaciones e insultos.

Afirma que los votos que él sacó son los que dice el CNE; pero, niega que los votos de Maduro sean los que dice ese mismo organismo. ¿Cómo sabe que esto es así? ¿Hay diferencias en la suma de las actas que tienen en su poder? Sería sencillísimo para él presentar estas actas como prueba ante el país. ¿Por qué no lo hace? Porque las evidencias pulverizarían su patraña.

Acumula actas de defunción para que el CNE diga si tales personas “votaron” el 14 de abril. Es decir, el punto de partida no es que Capriles tiene la información de que una persona fallecida “votó”. No. Se trata de que el CNE verifique si una persona fallecida aparece en el registro electoral; ver dónde le correspondería votar; verificar si votó; si lo hizo por Maduro y, por supuesto, determinar quién se hizo pasar por el difunto y cómo logró engañar a la captadora de huella, a los testigos (incluidos los de la MUD), a los funcionarios del CNE, militares, a los acompañantes y observadores internacionales, etc.

Adicionalmente, los muertos no son de una sola entidad federal. Estarían repartidos en todo el país. Para ponerlos a votar se requiere no sólo de la manipulación de las máquinas electorales sino de infinidad de personas reales que coloquen sus huellas en las captadoras y sus firmas en los cuadernos de votación.


Es decir, Capriles exige que el CNE investigue a partir de una hipótesis sin indicios, sólo sobre la base del capricho o el “pálpito” interesado de la MUD. Por esta vía, bien pudieron solicitar exámenes de orina para ver si había en los testigos rastros de somníferos que demostraran cómo habían sido dormidos y anulada su voluntad durante el proceso electoral.