martes, agosto 29, 2017

“¿Resistencia? ¡Resistencia la nuestra!”


Por Rafael Hernández Bolívar

Tal pregunta y tal respuesta deben cruzar por el pensamiento del Presidente Maduro cada vez que escucha a la oposición conspiradora utilizar la palabra ‘resistencia” en los discursos con que ella pretende justificar su conducta antinacional y antidemocrática. Es la misma sensación que tenemos la mayoría de los venezolanos cuando se pretende arropar con esta palabra tantos desmanes sufridos como pago oneroso e injusto en la defensa de la democracia y del aliento del sueño socialista.

Han intentado todo. Durante dieciocho años los EEUU y sus secuaces criollos han recurrido al paro petrolero, al paro general, al golpe de Estado de brevísima duración, a huelgas, a manifestaciones callejeras, a guarimbas, a las navidades tristes, a La Salida, al asesinato, a la quema de seres humanos, al sabotaje económico, a la conspiración financiera, etc., y a todo lo que puede generar una mente obsesionada por el poder de clase que no le importa la gente, los ciudadanos, el país, las instituciones.

No obstante hay constantes que signan el comportamiento político de esa oposición: La mentira, el engaño, la manipulación, el irrespeto a los principios democráticos y, sobre todo, la presencia permanente de intereses trasnacionales en el asesoramiento, financiación y apoyo mediático de ese comportamiento. ¡Gran capacidad de resistencia tienen el gobierno y el pueblo venezolanos para soportar estoicamente dieciocho años de hostilidad abierta de una maquinaria descomunal, sin cortapisas morales y sin respeto por el derecho a la autodeterminación de los pueblos! Resistencia, esta sí, ¡por la paz, por la convivencia, por el estado de derecho y por la democracia!

Además de la ausencia de razones loables, la oposición la hunde su descaro, el desparpajo con que exhibe sus traiciones y el cinismo en su entrega al imperialismo. ¡Ya ni se necesitan argumentos para demostrar la guerra económica, la dependencia rastrera de las directrices yanquis o el irrespeto que tienen por los venezolanos o las leyes!

martes, agosto 15, 2017

Antídoto para el fascismo


Por Rafael Hernández Bolívar

Los fascistas han quedado desnudos. Sus vergüenzas al aire muestran la crueldad, la mentira y el odio con que alimentan la conducta antidemocrática e irracional de su actuación política. 

En Venezuela nadie niega el derecho que tiene la oposición de cuestionar la Revolución Bolivariana, de combatir las decisiones del gobierno manifestando sus criterios y sus ideas o a través de manifestaciones de calle; a pedir la renuncia del Presidente de la República o, incluso, a impulsar el revocatorio del mandato presidencial. 

Todo esto está contemplado en nuestra Constitución y leyes de la República. Basta con cumplir los procedimientos previstos para ejercer pacíficamente esos derechos. Basta con reconocer y respetar las instituciones y autoridades que tienen la responsabilidad de garantizar su libre ejercicio por parte de los ciudadanos.

Realizar estas acciones no significa que lleven la razón en sus reclamos y exigencias ni que sus pretensiones sean satisfechas. Para ello necesitan una condición indispensable: El apoyo de las grandes mayorías del pueblo.

No son mayoría porque no tienen la razón; porque sus líderes son irresponsables e incoherentes en sus propuestas; porque han puesto como orientación de sus luchas políticas el interés del imperialismo gringo y, por si fuera poco, porque su conducta está marcada por el fascismo: Desprecio por quienes piensan distinto, imposición de la violencia y el odio como medios de lucha política, llegando hasta la crueldad y el asesinato.

El gobierno de Nicolás Maduro ha puesto en marcha el antídoto natural contra el fascismo: ¡más democracia! Convoca a la Asamblea Nacional Constituyente y el ciudadano en elecciones libres, universales y transparentes escoge sus integrantes. A su vez, la ANC pone orden en los poderes díscolos; ratifica en sus funciones al Presidente de la República y al CNE, conservando con este último, una conducta claramente democrática: ratificando al representante de la oposición.
Transitamos el camino de la paz.

martes, agosto 01, 2017

No es fácil


Por Rafael Hernández Bolívar

La situación política del país es difícil hoy. También es verdad que el pueblo en revolución ha asumido con decisión y esperanza los grandes retos necesarios para cambiar esa realidad.

Toda la derecha nacional e internacional, en “santa alianza”, enfilan sus baterías antidemocráticas contra Venezuela, contra su gobierno y contra sus ciudadanos. De manera descarada, pertinaz e inmoral los poderosos medios de comunicación en manos de los intereses imperialistas mienten sobre el país e invisibilizan los esfuerzos de la mayoría de los venezolanos por la construcción de la paz, por el fortalecimiento de la democracia o por la superación de las dificultades económicas. En sus “informaciones” privilegian las acciones criminales de sicarios contra los ciudadanos a quienes secuestran en sus casas impidiendo su derecho a la libre circulación, o al ejercicio del voto. Sicarios que no dudan en ejecutar horribles asesinatos contra personas que piensan diferente o que ejercen su deber de funcionarios públicos. Son acciones terroristas para fracturar la unidad del pueblo, para quebrar su moral y su voluntad de lucha, para usurpar su poder soberano y liquidar la esperanza de Revolución en Latinoamérica y el Caribe.

El Presidente Nicolás Maduro ha actuado con gran talento político ante la arremetida despiadada y fascistoide de la reacción criolla y foránea. Tendió puentes para el diálogo, respondió a las agresiones terroristas con firmeza, a la vez que con apego escrupuloso al respeto de los derechos humanos, enfrentó la conspiración denunciando en los grandes foros internacionales su motivación y desenmascarando a los cipayos del imperialismo gringo.

Pero, sin duda, su mayor acierto ha sido la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, pues con ello ha restituido la palabra al pueblo soberano, quien debe decidir sobre los grandes conflictos nacionales, sobre la necesaria integración del Estado, sobre los mecanismos de control y de aislamiento a los terroristas y sobre la consolidación de la paz y a la democracia.