miércoles, noviembre 23, 2011

El borracho que ganaba batallas


Por: Rafael Hernández Bolívar

Durante la guerra civil norteamericana  Ulysses Simpson Grant  ganaba batallas y ascensos. Algunos generales de la unión, envidiosos de esos éxitos, objetaban los ascensos descalificándole y acusándole de borracho. Lincoln le defendía diciendo que era un borracho que ganaba batallas. Y, cuando los más pacatos exigieron la destitución de Grant por ser aficionado a la bebida, Lincoln ya exasperado, respondió «¿De veras? Pues entonces procuren saber cuál es la marca de su whisky predilecto. ¡Mandaré un barril a los demás generales!». El General Grant  terminó siendo el comandante de la Unión y vencedor de la contienda. No por borracho, sino por estar del lado de las fuerzas de la historia.

Hay un empeño –a mi juicio equivocado- por parte de las fuerzas revolucionarias en denunciar y demostrar que Pablo Pérez es un borracho. Persisten en este empeño con tal ahínco que prácticamente no hay página de opinión o programa radial o televisivo donde no se reitere la acusación. Parecen empeñados en sostener que si no fuese por ese defecto sería el candidato perfecto y ganaría sin dificultades la presidencia de la República.

Por supuesto, Pablo Pérez como gobernador  está muy lejos de ser un ganador de batallas. Es manifiesta su incapacidad adeca para resolver los grandes  problemas del Zulia. Tampoco su condición de beodo es una credencial para optar a la primera magistratura nacional. Pero, repito, esta insistencia por nuestra parte en los tragos que toma y sus ridiculeces de borracho, termina favoreciéndolo. Uno, porque no se centra la crítica ni la censura en lo fundamental: lo que él significa como representante de la derecha venezolana y, dos, porque la exaltación de este defecto minimiza otros que son claves para el ejercicio de la Presidencia de la República: Ausencia de ideas y programas apegados a los intereses nacionales y al desarrollo social, que permitan resolver con éxito  los grandes retos del país.

Finalmente, para el venezolano común, borracho no es quién eventualmente se toma unos tragos o, incluso, llegue a pasarse de tragos. Borracho es el bebedor consuetudinario en bares y esquinas. En ese sentido, puede sentir esa acusación como injusta y exagerada y, negándose esa condición para sí mismo, terminará por solidarizarse con el acusado. ¿No recuerdan la exitosa consigna adeca “Jaime es como tú”?

sábado, noviembre 19, 2011

Hoy eligen al mudo


Por: Rafael Hernández Bolívar

Los españoles no saben lo que hará Mariano Rajoy cuando llegue a la presidencia. Su campaña se ha basado en el silencio. Ha mostrado cualidades excepcionales para evadir preguntas y planteamientos directos. Lo que llega a decir no tiene atractivo alguno. Son generalidades y expresiones de buenos deseos e intenciones vagas. “Quiero recuperar la confianza en nosotros mismos y la de Europa en nuestra economía”, ha dicho. Ni siquiera en el debate televisado de hace unos días, Rubalcaba, su oponente, logró sacarle alguna idea o plan concreto. Se sabe ganador. Beneficiario del descontento y la frustración de unos votantes azotados por la crisis. Sus réditos son la rabia, el voto castigo, la apuesta azarosa por salir cuanto antes de un gobierno que no acertó en resolver la caída de la economía, el desempleo, los desalojos, los efectos en la seguridad social, en la educación, etc.

Piensan que el que venga no puede empeorar las cosas. Se equivocan. Siempre la situación puede ir a peor. Y, en este caso particular, todo indica que se acentuarán los males derivados de la crisis del capitalismo. Sobre todo, se acentuarán por la aplicación del programa que Rajoy ha mantenido en secreto; pero, que su currículum permitiría temer con sobradas razones: Su rol de defensor de los intereses de los ricos presagia un despiadado programa de shock.  No podría esperarse menos de quien ha planteado en otras oportunidades, con toda claridad, el programa neoliberal. Disminución de impuestos a las empresas, recortes a la seguridad social, posiciones éticas retrógradas, al más radical estilo de la Palin y el Tea Party norteamericano, sus mentores ideológicos, etc.

Estas elecciones españolas serán aleccionadoras para la lucha política venezolana. Por contraste, reivindicarán la importancia del debate político, la necesidad de llamar las cosas por su nombre, de desenmascarar a los enemigos del pueblo, a los intereses capitalistas e imperialistas, a sus representantes criollos, etc.  Un proceso electoral es una extraordinaria oportunidad para desarrollar pedagogía política, hacernos conscientes de las verdaderas causas de los males económicos-sociales y plantear con claridad la alternativa socialista como el medio válido para conquistar una sociedad más justa, más humana y más solidaria.

viernes, noviembre 04, 2011

Los entusiasmos de María Corina



Por: Rafael Hernández Bolívar

Los entusiasmos de María Corina Machado por el capitalismo -cuando éste está en sus últimos estertores- trajo a la memoria una anécdota familiar: El último día de su vida, el abuelo fue llevado de urgencia al hospital. En la sala de emergencias le desnudaron para hacerle evaluaciones y exámenes. Permaneció así largo rato, mientras a su alrededor circulaban doctoras y enfermeras. La hija que le acompañaba, un poco avergonzada, le dijo: “Papá: cúbrase. ¿No le da pena que la doctora lo vea desnudo?” El abuelo, que aun maltrecho conservaba su característico buen humor, ripostó: “El problema no es que me vea. El problema es que se entusiasme. Porque en estas condiciones… ¡no puedo hacer nada!”

Immanuel Wallerstein ha dicho que el capitalismo está en su fase final y que su crisis estructural ha sentenciado su muerte como sistema.  Carlos Marichal, quien ha estudiado las grandes crisis financieras, afirma que el sistema capitalista está en la “unidad de cuidados intensivos y el diagnóstico sigue siendo reservado”. Slavoj Zizek no duda en sostener que estamos en pleno apocalipsis y de aquí surgirá una nueva historia. Los más connotados economistas, avocados al inútil esfuerzo de prolongarle la existencia, están convencidos de que esta es la crisis más grave que ha confrontado el capitalismo en toda su historia.

Pero esta perspectiva gris no está restringida al plano de lo teórico. Veamos los entusiasmos seguidos de frustración con que Europa acompaña sus decisiones prácticas en el terreno de la economía. Fijémonos en la caída libre de la montaña rusa en que se han convertido las cotizaciones de las bolsas de valores. Pongamos nuestros sentidos a sintonizar el inmenso movimiento de protesta que está tomando cuerpo en las calles del mundo.

María Corina, más respeto a los moribundos. ¡No le pidas lo que ya no pueden darte!