lunes, junio 25, 2012

Miopía y rastacuerismo



Por: Rafael Hernández Bolívar

Con los días, los editoriales de TalCual se han venido tornando nauseabundos. Su afán de evaluar los hechos políticos no en función de su naturaleza y significado específicos sino de cómo queda el Presidente Chávez en el evento de que se trate, ha llevado a este periódico a posiciones desnaturalizadas en lo que se refiere a la democracia, al derecho y a la integración latinoamericana.
Ante el golpe de Estado en Paraguay ironiza con el fácil recurso de distorsionar la verdad y de atribuir a otros, pretensiones que sólo están en la pervertida cabeza del editorialista. Peor aún, entiende que sólo es digno de mencionar el hecho de que el usurpador –no le llama así, respetuosamente le trata de “presidente encargado” y “aguerrido”- es un enemigo acérrimo del Presidente Chávez y el artífice de las estrategias dilatorias en contra del ingreso de Venezuela al Mercosur. ¡Eso es lo importante!, proclama jubiloso. ¿Qué el fulano juicio político no respetó ni elementales derechos del debido proceso?  ¡Formalidades intrascendentes! ¿Qué los países latinoamericanos expresan su rechazo al golpe de Estado? ¡Bagatelas!
Lo importante es que ahora un enemigo de Chávez gobierna en Paraguay. El enemigo de mi enemigo, es mi amigo, pues. Aunque este nuevo amigo viole las instituciones democráticas, conspire contra el pueblo y sus intereses y sea “aguerrido” defensor de los planes del imperio para América Latina.
Venezuela fuera del Mercosur, ¿no perjudica a Venezuela y a la integración latinoamericana? La actuación impune de una oligarquía consolidada al amparo de la dictadura de Stroessner, en alianza con empresas trasnacionales de la agroindustria, quitando y poniendo presidentes de acuerdo a su conveniencia y en contra del pueblo, ¿es despliegue de tolerancia, democracia y derecho?
Ya como que no se trata de miopía y mezquindad. Parece más pertinente llamar las cosas por su nombre: Simple y rotunda estupidez al servicio de intereses anti-nacionales y anti-latinoamericanos.

lunes, junio 18, 2012

El deslenguado Capriles


Por Rafael Hernández Bolívar
rhbolivar@gmail.com

El candidato Capriles está dispuesto y colaborador. Y efectivamente hace lo que le ordenan sus asesores de imagen. Sonríe, trota, abraza y hasta dice palabras malsonantes. Lo que se persigue es proyectar simpatía, fortaleza, juventud, decisión, etc. Todo ello en un esfuerzo inútil por aumentar sus posibilidades de aceptación y de victoria. Pero la sonrisa congelada, el abrazo de compromiso y hasta las groserías destempladas, en su caso, se convierten en muecas y en una farsa.  

Ahora le han dicho que debe mostrarse agresivo y aprovechar sus intervenciones públicas para utilizar expresiones fuertes que trasmitan la agresividad y la decisión que no consigue con acciones, palabras e ideas. Por eso en Carabobo dice “Que arrecha es Venezuela que tiene iguanas así de grandes” y en el Zulia repite la expresión, ligeramente modificada: “Que iguanas tan arrechas tenemos en Venezuela”. Más recientemente dice en San Cristóbal: “A los tachirenses no los jode nadie”.

Pero, nada. La gente no se traga el cuento. Peor aún, termina viéndole con lástima y conmiseración. Una sensación de pena ajena circula entre quienes le escuchan y ven sus ridículos afanes, sus maniobras de contorsionista, sus poses de luchador con músculos de silicona.

En la Venezuela de hoy, la autenticidad es la primera virtud que se aprecia en un político. Resuelta positivamente esta primera cuestión; se pasa a evaluar sus ideas, sus actuaciones, sus responsabilidades, su trayectoria. Al final de esa evaluación, la gente le apoyará, le combatirá o le dará su respaldo a otro candidato. Si, al contrario, la primera apreciación es negativa; ya no habrá oídos ni atención alguna. No se pierde el tiempo en eso.

Ese es el drama de Capriles: No convence ni siquiera para ser tomado en cuenta. La gente concluye con el slogan del afiche: “Lo tuyo es puro teatro”...  pero del malo, del que no trasmite emociones  ni genera  empatía. En la representación uno no ve un personaje sino a un mal actor.

lunes, junio 11, 2012

Colgados de la brocha con Capriles


Por: Rafael Hernández Bolívar

Dentro de la heterogénea masa que apoya la candidatura de la oposición hay gente que, sinceramente, está convencida de que Capriles representa un futuro promisor para Venezuela. Son pocos; pero, sin duda, los hay. Piensan que, sin hacerle caso alguno a los datos de la realidad, ese futuro está a la vuelta de la esquina.
No hablemos ya de una opción de victoria negada por los sondeos y proyecciones estadísticas ni puntualicemos la exagerada diferencia en negativo que hay entre este candidato y la opción mayoritaria de profundización del socialismo representada por Hugo Chávez.  No evaluemos las capacidades excepcionales de hombre de Estado que necesitaría Capriles para asumir esa responsabilidad; pues, objetivamente , no hay indicios de que las tenga en ninguna proporción. Ni discutamos la pertinencia, la profundidad y la originalidad de ideas ¡qué tampoco!

Centrémonos en la posibilidad negada de que efectivamente sea presidente de Venezuela. En este caso, ¡si es verdad que la gata se subiría a la batea! Esta gente ilusionada por un país de ricos y pobres tomados de la mano; disfrutando de un crecimiento económico desbordado y creciente, impulsado por los impolutos capitales foráneos; descubriría con horror que le han sacado la escalera y sus manos están aferradas a una brocha.

Porque ya no hay manera de ocultar con palabras y propaganda la injusticia que significa una distribución desigual de los recursos y de las posibilidades. Porque no es posible pagar la inmensa deuda social que se tiene con los pobres de este país, sin afectar los intereses de los privilegiados y sin ponerle freno a la insaciable rapacidad de los grandes capitales. Porque no hay manera de salvar este planeta sin arrinconar el interés capitalista de obtener beneficios económicos aún al costo de la salud de las aguas, de la fertilidad de los suelos, de la pureza del aire y, sobre todo, de la existencia del hombre.

Menos aún cuando el candidato en cuestión es defensor del capitalismo, fuente y sostén de todos estos males.

miércoles, junio 06, 2012

El neoliberalismo en bancarrota


Por: Rafael  Hernández Bolívar

El neoliberalismo no levanta cabeza en ninguna parte. Sus fórmulas, otrora receta universal para las economías de los países, no pegan una y sólo acentúan los fracasos. Seis largos años de crisis sin que se vea luz de salida. Ni las guerras  han podido insuflarle un segundo aire a un capitalismo agonizante.  En otros momentos permitían mover la economía imperial y concentrar las preocupaciones de la gente en la angustia de la sobrevivencia física. Hoy no, todo falla.

Rajoy llega a la presidencia del gobierno español con el discurso de que la falta de confianza en un gobierno con ambigüedades socialistas –aunque de socialista sólo tenía el nombre- mantenía a los inversionistas alejados de la economía y que un gobierno como el suyo, frontalmente cuadrado con el gran capital, traería una lluvia torrencial de grandes inversiones. No sucedió así. Al revés, cuando el capital financiero percibió que la crisis tiende a prolongarse, sale en desbandada de la economía española. Para el primer trimestre del año se fugan noventa y siete mil millones de euros. Sólo en el mes de marzo se calcula que salieron sesenta y seis mil millones de euros. Y algo más sorprendente: El mayor porcentaje de ese capital fugado pertenece a los bancos españoles. Se descubre lo evidente. El capital no tiene patria.

Pero en Venezuela los trasnochados predicadores del sueño neoliberal  se aferran a tal fantasía. “Progreso”, “emprendedores”, “libre mercado”, “indicadores macroeconómicos”, “inversión extranjera”, etc., son las palabras que procuran ocultar la ausencia de un real programa de transformación profunda de la sociedad venezolana y resolución de los problemas de educación, salud, seguridad, alimentación, vivienda, empleo, etc. El programa de Capriles luce vacío. No tiene corazón de pueblo. Sólo expresiones  huecas, carentes de sentido y de credibilidad.

Se acabó el sueño neoliberal. No hay manera de atender a las grandes mayorías y a la sobrevivencia del planeta sin tocar los sagrados intereses del gran capital. No hay más opción: ¡socialismo o barbarie!