martes, mayo 23, 2017

Comparsa de energúmenos


Por Rafael Hernández Bolívar

“Valientes” youtubers mayameros han agotado todas las posibilidades del ridículo, lo grotesco y la insania mental. Se creen fuera del alcance de la justicia y, bajo esa convicción, con absoluta impunidad insultan, mienten, abren las compuertas del resentimiento, el revanchismo y la putrefacción que ocupan en sus espíritus el espacio que en cualquier ser humano razonable y sensible ocupan los sueños, los grandes proyectos redentores o, como diría Bertrand Russell: “la necesidad de amor, la sed de conocimientos y la incondicional solidaridad con los que sufren”.

Sólo una masa viscosa y nauseabunda cuelga de sus labios, despertando vergüenza ajena no sólo en los venezolanos sino en cualquier ser humano de cualquier parte del mundo. Superadas las circunstancias actuales, los habitantes del futuro ¿podrán ver sin indignación o vergüenza estas piezas antológicas de la degradación moral y la pequeñez?

El frente farandulero en Miami representando papel de ideólogo, de agudo analista político, de dirigente preclaro y audaz. Todo bajo el auspicio del poder gringo. 

Orlando Urdaneta, desaliñado, con unos anteojos desproporcionados, con ojeras pronunciadas (¿maquillaje? ¿insomnio? ¿alguna sustancia? ¡Vaya a usted a saber!), difunde audios de supuestos militares alzados, llama a las calles ante la “inminente caída” del régimen y describes terribles finales. 

Franklin Virgüez, con ostensibles limitaciones actorales en relación al sujeto anterior, sólo atina a representar la expresión más procaz del único personaje que ha representado en su vida: el malandro que es. Uno recuerda que hasta el sublime y excelso poeta Salmerón Acosta, con todas las posibilidades dramáticas y humanas del personaje real, en manos de este mal comediante y peor actor, se convierte en un recitador grandilocuente, quejumbroso y vacío. Ahora, en su versionado papel de “Eudomar Santos, adalid de la libertad”, no pasa del discurso procaz, los gestos insolentes y los desplantes ridículos y cobardes.

martes, mayo 09, 2017

La iniciativa


Por Rafael Hernández Bolívar

La convocatoria a una nueva Constituyente es una iniciativa política inteligente, creativa y genuinamente democrática. Resolverá una cuestión que quedó pendiente en la Constituyente del 99: El comportamiento y las prácticas lícitas del ejercicio democrático de los ciudadanos y las organizaciones políticas. 

Lo que la Constituyente daba por obvio -el cumplimiento de la decisiones tomadas por la mayoría del pueblo, comenzando con el fiel cumplimiento de la Constitución de la República Bolivariana- ha sido negado, hostilizado de manera permanente y violenta, por minorías antidemocráticas que recurren al irrespeto a esa misma Constitución, al desconocimiento de las leyes, de las instituciones y de las autoridades legítimas, a la violencia y al crimen, a la alianza antinacional y a la perversa sumisión a intereses foráneos.

La Constitución contempla y garantiza la participación protagónica del pueblo. Los ciudadanos tienen el derecho de expresar libremente sus ideas, de organizarse en partidos políticos, a postularse a la libre elección a cargos públicos, a solicitar e, incluso, en cargos tan importantes como el de la Presidencia de la República, a revocarlos, a protestar en manifestaciones pacíficas, etc. 

La Constitución no admite como formas válidas de lucha política el sabotaje, la destrucción del patrimonio público, el asesinato, la violencia, la conspiración, la incitación al odio, la descarada alianza con centros imperialistas contra el Estado y el pueblo venezolanos y todas las prácticas criminales que durante todos estos años ha desplegado la rancia derecha venezolana. 

El gobierno impulsó espacios e intermediarios para el diálogo. Recurrió a personalidades nacionales, a presidentes y expresidentes latinoamericanos, hasta el mismísimo Papa intentó mediar y favorecer acuerdos para la paz y el mutuo entendimiento.

Agotados los esfuerzos por el diálogo democrático e institucional, la iniciativa del Presidente Maduro reivindica la política, recurre a un nuevo escenario y renueva interlocutores validados por el voto popular.