martes, octubre 30, 2012

Efectos desiguales de la crisis



Por: Rafael Hernández Bolívar

Las crisis revelan aspectos que suelen pasarse por alto en condiciones normales. Por intención de los beneficiados o por descuido de los afectados, diferencias en la distribución de las cargas permanecen camufladas u ocultas hasta que el peso de las evidencias termina por hacer añicos la ilusión de armonía: Las grandes crisis del capitalismo tienen el efecto perverso de hacer más ricos a los ricos mientras provocan consecuencias contrarias entre la clase media y los más pobres.

En los últimos cinco años de crisis económica global, los países de la Comunidad Económica Europea registran en sus estadísticas una ampliación ostensible de la brecha que separa a ricos y pobres. Ni siquiera Alemania, la más sólida economía de la eurozona, escapa a este designio fatal. Del otro extremo, España -una de las economías peor paradas en la CEE- es, a su vez, el país que ha marcado la mayor distancia ricos-pobres y quien con mayor saña ha hecho recortes en salud, en educación y en cultura, con la inevitable consecuencia de acentuación de los males. A tal punto, que en la prensa española son frecuentes titulares como: “La clase media enfila la cuesta abajo”, “Los ricos, aun más ricos”, “Los contribuyentes financian bancos quebrados”, etc.

En Venezuela, los efectos de esa crisis global han sido diferentes: Se avanza hacia una distribución más igualitaria de los ingresos y se amplía la cobertura de la seguridad social. Programas sociales de gran alcance dirigidos a superar problemas de salud, vivienda, alimentación, educación, etc., vienen acortando diferencias e igualando oportunidades entre clases y sectores sociales.

Las políticas públicas -derivadas de una relación de compromiso con las mayorías o, por el contrario, con las minorías privilegiadas- son el fundamento de que la distribución de las cargas sea diferente entre los países. En Europa y EEUU toman la decisión de asumir la crisis defendiendo los intereses del gran capital. En Venezuela nos radicalizamos a favor de las grandes mayorías y del socialismo.

jueves, octubre 11, 2012

No pudieron... ¿No podrán?



Por: Rafael Hernández Bolívar

Hay poderosos y diversos motivos para la celebración entusiasta de la gran victoria popular del domingo: La alta participación refrendó los resultados electorales, sin espacio para la duda o la inquina de los opositores criollos o foráneos. La ratificación del socialismo y del liderazgo del Presidente Hugo Chávez Frías y, con ello, la firme decisión de integración latinoamericana y solidaridad con los pueblos; la defensa de un sistema de relaciones internacionales justo y respetuoso del derecho de las naciones; un claro partido por la conservación de los recursos del planeta y por la supervivencia de la humanidad. El impacto en la izquierda internacional que reivindica en nuestra victoria la factibilidad del socialismo democrático y participativo. La demostración de que el disenso y la resolución pacífica de las confrontaciones  en los procesos electorales son rutinas de la democracia socialista. La supremacía revolucionaria en prácticamente todo el territorio nacional. Etcétera.

Cualquiera de estos motivos justifica con creces nuestra alegría y satisfacción. Pero, hay que ir más allá de la evidente victoria. Por ejemplo, detenernos en el significativo crecimiento de la oposición. Pecaríamos de ingenuos si tal fenómeno se lo atribuyésemos exclusivamente al efecto de la poderosa maquinaria propagandística opositora y su capacidad de manipulación y engaño. En algunos casos, ese argumento está ampliamente justificado: Los venezolanos en el extranjero, subyugados por la gran prensa (veáse nada más las páginas de los grandes diarios españoles para que se sorprendan de la asqueante manipulación, lenguaje, distorsión y sesgo con que trata la información sobre Venezuela), entre otras razones importantes, se ha pronunciado a favor de la  opción neoliberal. Pero, también ocurre que muchos compatriotas que están en el país asumen esa visión y se supone que tenemos más posibilidades de informar y ganar para la opción mayoritaria del pueblo. Peor aún: Mucho del crecimiento opositor se ha dado en sectores populares.

Es entonces el momento de ver cuánto de nuestra responsabilidad en las políticas y ejecuciones del gobierno, del partido y de la conducta personal de sus dirigentes es la explicación de que después de catorce años de revolución no hayamos aumentado, -no en términos numéricos absolutos sino porcentuales-, el nivel de aceptación e identificación entre los venezolanos.

Revisar, evaluar, determinar y hacer los cambios necesarios son tareas urgentes. De lo contrario, podríamos terminar respondiendo afirmativamente la pregunta incluida en el título de este artículo.

rhbolivar@gmail.com