domingo, agosto 16, 2015

Los consejos y los aconsejados de Vicente Fox



El ex mandatario mexicano asesora a Miguel Henrique Otero en cómo salir del gobierno democrático de Nicolás Maduro

Por Rafael Hernández Bolívar

Al servicio de EEUU
Decidí leer la reciente entrevista a Vicente Fox sobre Venezuela, publicada por El Nacional. Como quien cumple con una penosa y desagradable tarea, pañuelo sobre la nariz incluido, me detuve en cada una de las afirmaciones de Fox, contradictorias  unas e inconsistentes otras, y en las acusaciones vacuas que semejante personaje destilaba sin convicción ni argumentos. Pero, al final, también debo decirlo, el descarado rastacuerismo de este ex presidente de una república latinoamericana y su exhibición abusiva de ignorancia y estupidez, termina por provocar una mezcla esquizofrénica de risa y de tristeza. 
La risa por el contraste evidente entre decir lo que le da la gana en un medio venezolano, incluidas difamaciones, falsedades e insultos al Presidente de la República y, a la vez, describir, sin ningún rubor, una Venezuela inexistente en donde, supuestamente, se persigue y se reprime la libertad de expresión.
En cuanto a la tristeza, ya en su oportunidad la habían señalado Néstor Kirchner y Hugo Chávez. Refiriéndose a los histéricos esfuerzos de Fox en la Cumbre de las Américas, en Mar del Plata, 2005, por ganar apoyo al Tratado de Libre Comercio impulsado por EEUU, dijo el líder argentino que "para algunos la buena diplomacia es tener una actitud de pleitesía y agachar la cabeza ante los más fuertes". 
Chávez, por su parte, de manera explícita, señaló: "Da tristeza el entreguismo de Fox. ¡Qué triste que un presidente de un pueblo como el mexicano sea un cachorro del imperio norteamericano!... Ese es el pueblo de Pancho Villa, de Emiliano Zapata, de Lázaro Cárdenas. El gran pueblo mexicano, pueblo hermano, pueblo de mi virgencita de Guadalupe. Da tristeza que el heroico pueblo mexicano tenga un presidente que se arrodilla al imperio norteamericano y cumpla el papel triste que fue a cumplir en la cumbre, y después salga arremetiendo contra los que defendemos la libertad de nuestro pueblo".
La entrevista no niega esta caracterización. Al contrario, la ratifica y demuestra la certeza de las afirmaciones de los líderes latinoamericanos.

El otro  personaje
Hace algunos años, un testigo presencial de un comentario casual de Miguel Otero Silva sobre su hijo Miguel Henrique, censuraba escandalizado que un padre pudiera tener expresiones tan desconsideradas hacia su propio hijo. Máximo cuando esa persona tenía en alto concepto la posición revolucionaria y humanista del celebrado escritor. Este habría dicho, a propósito de las elecciones presidenciales de 1983: “El único que cree en este país que Caldera ganará las elecciones es el idiota de mi hijo”. 
Intentando consolarlo de su decepción le dije que quizás Miguel Otero Silva, un hombre culto, usaba la palabra idiota no en su sentido ordinario sino que se refería al significado que tenía en la Grecia Clásica. Es decir, lo usaba en el sentido de quien no está involucrado en los asuntos de la política, del Estado y la dinámica de las proposiciones y de los argumentos de los ciudadanos. De esta manera, Miguel Henrique, no por minusvalía intelectual sino por desconocimiento de la política, hacía esas proyecciones electorales.
Sin embargo, el desacertado desempeño público y gerencial del ciudadano Miguel Enrique Otero, hace que hoy me retracte de aquel benévolo comentario y piense, a la luz de los hechos, que muy probablemente el padre si usaba el concepto en el sentido preciso que establecen los manuales de psicología y de pedagogía para clasificar a las personas en función de sus capacidades intelectuales.
Porque parece una conducta no inteligente eso de  ir a buscar la compañía de un personaje tan desprestigiado, por mucho que tenga la bendición del Tío Sam –o quizás, por eso-, como Vicente Fox. Hay que estar chalado en redondo para pensar que esa chapucera campaña internacional de desprestigio que impulsa junto a sus aliados pueda ganar la voluntad de los venezolanos, los soberanos, que están en contacto con la realidad de todos los días y conoce las ideas y las acciones de quienes traicionan al pueblo amparados en mentiras.

Los consejos finales
Tal como lo ha destacado el Diario VEA, la primera recomendación de Fox a la oposición venezolana es que posponga el reparto del botín hasta después de desplazar al Presidente Nicolás Maduro. 
De entrada, ese consejo revela tres cosas absurdas, a saber: a) El Presidente fue elegido democráticamente en un marco constitucional de derecho, lo cual significa que nadie diferente al pueblo, en elecciones libres, puede desplazarlo y, mucho menos, una confabulación de conspiradores financiados por EEUU. b) Al usar la palabra botín, Fox, por la calle del medio, dice de lo que se trata: Un acto de piratería, de asalto, de violación de la institucionalidad, de pisotear la voluntad soberana del pueblo. En relación al término botín, el diccionario de la RAE no admite dudas: “Beneficio que se obtiene de un robo, atraco o estafa”.  c) Una oposición que sufre de impulsividad crónica, incapaz de posponer recompensas, ganada para los atajos, ¿puede esperar pacientemente que el trabajo constante de comunicación con el pueblo, de comprender y asumir sus problemas y metas, genere el hipotético respaldo electoral de un pueblo que no cree en ella? Yo creo que no. Ni ellos tampoco. Se devorarán ferozmente; zancadillas y puñaladas traperas afloraran a borbotones al vislumbrarse la más remota posibilidad de triunfo. 
Porque del egoísmo y los intereses personales no puede surgir sino la trampa. O para decirlo en las cáusticas palabras del recordado Luis Beltrán Prieto: “De la cueva de Alí Babá, ¡no pueden salir sino ladrones!”