martes, julio 10, 2012

CNE, nuestra apuesta por la democracia



Por: Rafael Hernández Bolívar

Las grandes victorias de la Revolución Bolivariana han sido victorias civiles: En los momentos clave del proceso, el pueblo participa de manera decisiva para inclinar la balanza hacia las transformaciones necesarias en la estructura política, jurídica y social del país. En el 98 acudió masivamente a los centros de votación para llevar a Chávez a la Presidencia de la República; en el golpe de Estado de 2002, las grandes mayorías estimularon, acompañaron y obtuvieron el apoyo de los mandos de avanzada de las fuerzas armadas, actuación fundamental para la restitución de la democracia y sus instituciones; durante el paro petrolero el comportamiento solidario, responsable y ejemplar de los sectores populares dio al traste con las ilusiones conspirativas de reaccionarios criollos y extranjeros.

Pero estas gestas extraordinarias a veces opacan logros civiles igualmente decisivos para la consolidación de la democracia y de la revolución. Logros estos que han permitido resolver conflictos políticos graves a través de mecanismos institucionales y pacíficos. En ese sentido, el CNE ha sido y es un baluarte insoslayable. Su actuación transparente, equilibrada y de absoluto respeto a la Constitución y las leyes ha ganado la confianza de la comunidad nacional e internacional, a pesar del injusto ataque de que es objeto por parte de la reacción.

Tenía razón Ortega y Gasset cuando afirmaba: “La salud de las democracias, cualquiera que sean su tipo y su grado, depende de un mísero detalle técnico: el procedimiento electoral, todo lo demás es secundario. Si el régimen de comicios es acertado, si se ajusta a la realidad, todo va bien; si no, aunque el resto marche óptimamente, todo va mal.”

Ante las acusaciones que hoy arroja la oposición contra instituciones como el CNE, intentando manchar su imagen y crear incertidumbres en función de un perverso plan de desconocimiento de los resultados electorales, el pueblo debe salir en defensa de la institución que ha dado solidez a la democracia y a la revolución.