martes, noviembre 07, 2017

Convertir victorias en derrotas


Por Rafael Hernández Bolívar

Con razón se ha acusado a Rajoy de ser el mayor creador de independentistas en Cataluña. Sus palabras y sus actos parecen estar dirigidos a radicalizar a quienes son partidarios del independentismo y a unir y sumar nuevas voluntades en tal frente. De manera objetiva, los datos estadísticos son irrefutables: Es durante su gobierno cuando el independentismo pasó de ser una expresión sensiblemente minoritaria a ser una fuerza con presencia significativa en las calles y las instituciones de esta comunidad autonómica.

Ya no se trata sólo de negarse al diálogo, de aplicar medidas autoritarias y desproporcionadas, de utilizar todos los recursos del gobierno central para espiar y entorpecer la gestión de los dirigentes del independentismo catalán en funciones de gobierno. Ahora se trata de perseguirlos como delincuentes, de encarcelarlos, de utilizar el aparato judicial para criminalizar posiciones políticas y, por si fuera poco, agredir la economía catalana, vale decir, española, mediante la creación de un ambiente de incertidumbre que no vacila en estimular la huida de empresas hacia otros lugares de España, pero que pueden terminar en otras partes del mundo.

La pretensión de Rajoy es utilizar la lucha contra el independentismo como un instrumento que distrae la atención sobre su gobierno, haciendo que la gente se olvide de un gobierno minado por la corrupción de sus altos funcionario, la ineficiencia ante graves problemas sociales y el entreguismo a la línea neoliberal impuesta por los grandes capitales financieros.

De hecho, durante estos días en que el tema obligado de los medios es Cataluña, han pasado desapercibidos importantes resoluciones tribunalicias que desvelan la trama de financiación del Partido Popular, la continuación de los recortes en las áreas sociales, la persistencia de los niveles de paro que mantienen a España como el país europeo con la segunda tasa más alta de desempleo, etc.

La efímera unidad por España lograda en grandes manifestaciones amenaza en convertirse en la caída estrepitosa de Rajoy.