martes, marzo 14, 2017

Vargas Llosa en sintonía


Por Rafael Hernández Bolívar

Las opiniones políticas del galardonado premio Nobel Mario Vargas Llosa ya despiertan lástima y vergüenza ajena. No tiene parangón su descarado servilismo: Prosador de la defensa de las posiciones ideológicas más atrasadas de la derecha y obediente militante de los intereses del imperio. Con real estupor hemos visto su degradación y hundimiento en el fango. Desde allí vocifera principios e ideas que, en el tránsito de su voz se desnaturalizan y toman tonos nauseabundos. Principios e ideas que, no obstante, en intelectuales honestos e identificados con las grandes mayorías y rebeldes al capital y al poder, brillan con pulcritud.

La fabricada imagen de defensor de la libertad de expresión y de los derechos humanos de Vargas Llosa tiene un hueco insalvable. La conducta de este mercachifle no tiene en su haber ni un sólo gesto libertario, auténtico, palpable. Al revés, en su historia personal se ubica al lado de los poderosos y del jet set. Se esmera en complacer a los censores de Franco para publicar sus libros y como obediente escolar hace sus tareas. Celebra la invasión a Irak y al ver que el agua de lluvia retenida en los socavones abiertos por las bombas son usados por los niños para bañarse, proclama que esa imagen es un canto a la libertad.

Habla cuando cree que puede hacer un buen servicio. El último de esta semana en España. Un minúsculo grupo de periodistas acude a la Presidenta de la Asociación de Prensa de Madrid para denunciar que ha recibido amenazas de Podemos. No dicen quien las hace ni en que consisten. Ni pruebas. En un par de horas la APM saca un manifiesto acusando a Podemos de hostigamiento hacia la actividad periodística. Al día siguiente los grandes periódicos editorializan en sus portadas sobre el manifiesto y la conducta de Podemos.

¿Y Vargas Llosa? En perfecto acoplamiento, lanza en ristre, defiende la acusación y agrega: Hay que detener a Podemos, es la máxima amenaza contra la democracia desde la época de la transición. ¡Lo que hay que ver!