martes, agosto 30, 2016

Violencia y política


Por Rafael Hernández Bolívar

Crece nuestro asombro e indignación a medida que conocemos detalles y circunstancias en que fue asesinado Rodolfo Illanes, el viceministro boliviano de Régimen Interior. No sólo en cuanto a lo que tiene ver que ver con el hecho de que mediaba en un conflicto, tratando de dialogar y llegar a acuerdos, sino por toda la saña y la crueldad, incluida la tortura, con la que actuaron sus asesinos.

Más aun cuando los motivos están asociados a intereses políticos contrarios a la clase trabajadora, representada en este caso, por dirigentes manipulados y al lado de la derecha boliviana que ha hostigado al gobierno de Evo Morales a través de decenas de actos conspirativos, hasta hoy, debelados con éxito.

Pero, es precisamente esa derecha, con poderosos altoparlantes internacionales, quien se las ingenia para trastocar la verdad a base de infamia y mentiras y presentar a los victimarios como víctimas y convertir a vulgares asesinos en abnegados políticos.

Nada nos extrañaría que en las semanas por venir, cuando las autoridades avancen en las investigaciones y se identifiquen y procesen los culpables, veamos una campaña a nivel internacional en que se diga que los que sean hechos presos no son sino chivos expiatorios, o que en Bolivia no existe independencia de poderes y la justicia no es más que un instrumento en manos del ejecutivo para castigar y negar los derechos a los enemigos políticos y veamos tratados a los asesinos como “presos políticos”. En fin, el mundo al revés del que tanto habló Eduardo Galeano, mundo del que los venezolanos ya conocemos sus promotores criollos e internacionales.

Este asesinato debe ser repudiado sin cortapisas y sus responsables juzgados severamente por la justicia boliviana. Es la manera de defender la democracia, las instituciones y desenmascarar la conducta inmoral y sanguinaria de quienes no dudan en recurrir al asesinato y a la violencia en sus pretensiones de doblegar la voluntad de los pueblos.