sábado, marzo 11, 2006

Zamora, el delator

Por: Rafael Hernández Bolívar


Ezequiel Zamora -quien hasta ayer nomás fungía de equilibrado miembro del CNE-, deviene hoy en furibundo militante opositor. Radical y sin concesiones, arremete contra sus copartidarios que no muestran toda la intransigencia y la obcecación que es propia de una oposición que se respete a sí misma. Más aún, en clásico chantaje, amenaza con publicar las fotos que registran el delito de dirigentes opositores reunidos con el Vice-Presidente Rangel. De esta manera, aspira disuadir y convencer.

Inconsecuencia y falsedad son palabras que describen esta conducta. Inconsecuencia con la exigencia de diálogo que hace el país. Prefieren continuar con la acusación incierta de que este gobierno no escucha a la oposición, que no es capaz de reunirse con los sectores que le adversan y establecer acuerdos mínimos de convivencia, como es usual en toda sociedad democrática. Para que el discurso tenga sentido hay que impedir a toda costa las acciones de diálogo y fortalecimiento institucional promovidas por el gobierno. Hay que sabotear las reuniones con exigencias insensatas; hay que fichar y estigmatizar como delincuentes a los dirigentes que pretendan acogerse al juego democrático y al marco institucional. Y exponerlos al odio público.

Pero revela también la gran falsedad con que asume alguna gente las funciones del Estado y los valores de la democracia. Zamora, cuando ejerció el cargo de miembro del CNE, asumía poses de independiente, por encima del bien y del mal, que llamaba al entendimiento entre las partes y la necesaria defensa de los intereses y derechos de todas las organizaciones políticas. En él se afianzaba la oposición para señalar lo que deberían ser los miembros del organismo electoral: Demócratas, tolerantes, equilibrados, consensuales como Ezequiel Zamora.

Pero todo era una máscara, una pose que permitía explotar esta imagen institucional mientras se acomodaban resoluciones y mecanismos a la medida de los intereses del bando al que pertenece.

Al salir del CNE, ya no necesita fingir.

No hay comentarios.: