Por Rafael Hernández Bolívar
A riesgo de que me sea devuelto la calificación encerrada en el título de este artículo y que se me acuse de no ver o negar la realidad, me permito definir como estupidez extrema la realización y difusión de un video en que una persona toma al azar cápsulas de un blíster del medicamento Calcitriol, destapa las cápsulas, muestra que no contienen nada y concluye diciendo “estos son los medicamentos gratuitos que le dan a personas enfermas en nuestro país”.
El único elemento presentado como veraz es el hecho mismo de que la cápsulas parecen vacías. No se identifica la institución o persona que entrega el medicamento; ni quien lo recibe ni quien lo denuncia.
Ahora bien, ¿se puede cerrar una cápsula vacía? Si. Basta con comprar una máquina encapsuladora manual que se consigue en internet en 289 dólares (la oposición tiene dólares) o, lo más probable, acudir a un empresario que la posea para que haga el favorcito. Lo demás es cortar y coser. Se introducen los blísteres en una caja de las entregadas por el gobierno, se graba el video de unas manos sacando un blíster de la caja, se toma una capsula al azar, se destapa, se muestra que está vacía y se finaliza con el mencionado mensaje de denuncia.
¿Motivación para difundir una mentira? ¿Crear desconsuelo, incertidumbre, desesperación? ¿Atacar al gobierno que enfrenta una situación difícil con una baja descomunal de los precios del petróleo y sabotajes económicos y de todo tipo impulsados por intereses foráneos y una oposición desnaturalizada?
Lo insólito es que el video ni siquiera es venezolano. Fue hecho en Ecuador en el 2016 y en su oportunidad el Presidente Correa demostró la falsedad y la manipulación encerradas en la denuncia. (Ver la web).
Pero, ¿cuál es el fin de difundir una afirmación no sostenible que cualquiera puede poner en duda y deducir su falsedad? Pretenden convertirla en verdad por medio de la abundancia de la mentira. Antes de que se demuestre su falsedad, la sustituirán por otra. Apuestan a que algo queda.