martes, junio 21, 2016

Esto es lo que hay


Por Rafael Hernández Bolívar

En su libro recientemente publicado, La idea de comunismo, Slavoj Zizek, recordando a Hegel, plantea que la repetición de un acontecimiento histórico es un signo de que nos encontramos ante un hecho de significación profunda, estructural. La prolongada crisis del capitalismo de nuestros días es clara ilustración de la validez de esta reflexión y la búsqueda de salidas a la crisis obliga replantear ensayos y proposiciones gestadas por quienes racionalmente impulsan estrategias y programas desde experiencias, perspectivas y contextos diferentes.

Es así como, compartiendo aspectos básicos de la caracterización de esa crisis, de la identificación de sus aspectos fundamentales y sus factores y responsables que la generan, los pueblos despliegan sus esfuerzos para impulsar sus grandes reivindicaciones creando pivotes que le permitan construir un futuro diferente al sin fin de calamidades que confrontan en una crisis que reparte de manera desigual sus consecuencias.

En Venezuela, se ha dado aliento a una revolución inclusiva en términos sociales, a lo interno y, en términos regionales, en lo que tiene que ver el destino de Latinoamérica. Todo ello en permanente confrontación a los ataques de la derecha criolla e internacional.

En España, los caminos que transitan los sujetos revolucionarios son diferentes; pues, la realidad también lo es, aunque los estragos provocados por la crisis tengan el común origen del agotamiento del capitalismo. Algunos compañeros se han mostrado incomprensivos o confusos con esos caminos. 

Bueno es decir que en una sociedad que aún tiene Monarquía, la Iglesia tiene un peso importantísimo no sólo en el ámbito religioso sino incluso en su poder económico e ideológico y el pueblo está aún anestesiado con el discurso distorsionado del franquismo y su prolongación ideológica en la estructura mediática dominante; en fin, en tal situación, no hay mucho margen de maniobra para plantear los cambios necesarios. 

Unidos Podemos trabaja con lo que hay.

martes, junio 07, 2016

Los límites del diálogo


Por Rafael Hernández Bolívar

De Perogrullo: El diálogo es la vía necesaria de negociación y de resolución de conflictos en una sociedad democrática. Se trata de exponer, de discutir, de  proponer y de resolver sobre asuntos clave de esa misma sociedad, recogiendo las iniciativas, los intereses y las propuestas de los diferentes sectores y estamentos, todo ello en el marco institucional que define las reglas de juego y ofrece los espacios para la participación y la generación de acuerdos.

Sin embargo, en la actual situación de nuestro país, resulta curiosa la manera como la oposición venezolana se plantea ese diálogo. A su juicio, en primer lugar, el diálogo tiene sentido si satisface su pretensión de revocar la presidencia de la república que actualmente ejerce Nicolás Maduro. En segundo lugar, el diálogo se reduce a la relación entre la oposición y el gobierno, dejando por fuera todos los demás interesados en el asunto.  Para rematar, hace abstracción de los requisitos y lapsos previstos en las leyes y de los organismos pertinentes que regulan la realización de un proceso de referendo.

De manera reiterada, Capriles dice que “el diálogo es el revocatorio”. De acuerdo a lo que sostiene, habrá diálogo sólo si se dan las siguientes hipotéticas condiciones: a) Se realice el referendo en lo inmediato, saltándose todos los lapsos, los requisitos y la reglamentación jurídica existente; b) la oposición gane el referendo y, en consecuencia, sea efectivamente revocatorio, y c) este resultado obligue a unas elecciones presidenciales que gane Capriles, si previamente logra hacerse de la candidatura de la oposición.

Es decir, no hay interés alguno en el diálogo. No hay ni siquiera la más mínima intención de buscar caminos consensuados para asumir en lo inmediato los grandes problemas del país, a la vez que se cubren las exigencias constitucionales que hagan posible una nueva situación política cuyo resultado final está por definirse, pues los demás venezolanos no estamos pintados en la  pared.