Por: Rafael Hernández
Bolívar
Recién ha visitado a éste último país con el ánimo de darle
apoyo al agresivo plan de recortes que implementa Mariano Rajoy. Pero ha
querido vestir su visita de religiosidad y tradiciones. Juntos, Merkel y Rajoy,
hicieron seis kilómetros del Camino de Santiago que recorren cada año miles de
peregrinos venidos de todo el mundo.
Sin embargo, la gente que se encontraba en la Plaza del
Obradoiro, turistas europeos y lugareños víctimas de los recortes en los
programas sociales, recibieron a los Jefes de Estado con abucheos y consignas:
“¡No más recortes!”, coreaban. La policía calló las protestas, causando las
consabidas contusiones y magulladuras entre los manifestantes.
En Francia, el Presidente Hollande, enfrentó una crisis de
gabinete. Sumándose a un tercio de la representación parlamentaria socialista,
tres ministros manifestaron fuertes críticas a la política de recortes que,
siguiendo las líneas de la Sra. Merckel, adelanta el gobierno francés. Lo
sorprendente no es que la protesta se exprese en el propio gabinete, en este
caso por parte de las víctimas predilectas de los recortes: Educación y Cultura.
Lo inaudito es que quien manifiesta su acerada crítica al programa sea el
funcionario que tradicionalmente viene haciendo de victimario: El Ministro de Economía,
Arnaud Montebourg. Este ha dicho: “Francia es un país libre y no tiene vocación
de alinearse con las obsesiones de la derecha alemana”. Hollande zanjó la
crisis destituyendo al gabinete rebelde y nombrando uno nuevo más dispuesto a sacrificar
al pueblo.
Y es que esto de los recortes no son medidas que puedan
pasar inadvertidas para la gente. Al contrario, sus efectos se sienten en el
congestionamiento de los hospitales, en el aumento del desempleo, en el
desmejoramiento de los servicios públicos, en el deterioro de la educación, en
el abandono de la investigación y de los programas culturales, etc. En Galicia
las autoridades sanitarias decidieron no cubrir a los médicos de vacaciones.
Consecuencias: Los pacientes congestionaron las emergencias. En Madrid fueron
desmantelados los servicios de orientación psicológica. Tal medida mató dos
pájaros de un tiro: Dejó en la calle a psicólogos y psicoterapeutas y dejó sin
atención a personas que venían recibiendo este tipo de ayuda en la situación de
tensión emocional y alto stress con que la crisis acentúa los conflictos
psicológicos.
La última ocurrencia de la Hacienda española ha sido la de
exigir a los inmigrantes que han retornado al país el pago de impuestos por las
jubilaciones que reciben de los países donde trabajaron durante toda su vida.
Adicionalmente les multan por los años no declarados y les cobran hasta un 20%
por la moratoria en los pagos. Luis Caballero, uno de los inmigrantes
afectados, expresa su frustración en estas palabras: “Me fui de España con una
dictadura militar y he vuelto hoy con una dictadura política capaz de dar
amnistía a los defraudadores y de multar a los que hemos traído el dinero
dentro”.
Por eso, entre las consignas que recibieron a los excelsos peregrinos de Santiago de
Compostela destacó una: “¡Camino duro el que tienen que caminar los
españoles!”. Más aún, fue celebrado el genial retrato del caricaturista Dávila
del Faro de Vigo en el que un aterrorizado Santiago de Compostela soporta el
abrazo estrangulador de la Canciller alemana.