Por: Rafael Hernández Bolívar
¿Es necesaria la mediación de un tercero para resolver la tensión que hemos vivido los venezolanos producto de la conducta descaradamente delictiva que, en determinadas zonas de algunas ciudades del país, han desplegado algunos grupos políticos minoritarios y violentos?
De las acepciones que tiene el diccionario de la RAE para definir el verbo mediar, hay dos que parecen expresar la visión que se tiene sobre el asunto: “Interponerse entre dos o más que riñen o contienden, procurando reconciliarlos y unirlos en amistad” y “Tomar un término medio entre dos extremos.” De lo que derivan, por lo menos, cuatro cuestiones importantes: ¿En qué consiste el conflicto? ¿Quiénes son las partes del conflicto? ¿Por qué es necesario un mediador? ¿Qué cualidades debe tener el mediador?
Centrémonos en la primera cuestión, sin detenernos ni en la mediación ni en el sujeto mediador, -los candidatos postulados poseen la peculiaridad que, con sus primeras palabras, toman partido abiertamente por los victimarios, por los violentos. Sirva como ejemplo la jerarquía eclesiástica que de entrada censura al gobierno, al tiempo que no hace la menor recriminación al comportamiento criminal de los vándalos, recordándonos, por lo demás, que su vocación conspiradora de abril de 2002 sigue intacta y no aprendió lección alguna de aquellos hechos lamentables.
No es necesaria mediación alguna. Aquí no hay dos partes en conflicto. Lo que tenemos son grupos que no reconocen al Estado. No es posible un espacio de negociación entre quienes actúan en contra de la ley y quien tiene la obligación de hacerla cumplir. Las leyes no tienen otras opciones que su cumplimiento o su derogación por las vías previstas en la Constitución. Y las autoridades no tienen otra opción que hacerlas cumplir y aplicar a los infractores las sanciones previstas.
Otra cosa es favorecer el encuentro de los sectores democráticos para discutir los problemas del país y llegar a programas mínimos de trabajo común, cuestión que hace con acierto el gobierno bolivariano a través del Diálogo Nacional de Paz.