Por: Rafael Hernández Bolívar
“... buscando agua, encontró petróleo; pero, se murió de sed.”
Facundo Cabral
Viernes 22/03/13.
10:00 p.m. Los periódicos esperaban por mí. Los había
comprado temprano en la mañana; pero, la necesidad de ganarme el pan del día,
no permitió que pudiera leerlos hasta esta hora de la noche. Rastreo en la
prensa de la derecha las opiniones de los “analistas” sobre las últimas medidas
económicas tomadas por el gobierno. Vana esperanza. Los artículos sólo
testimonian el afán de demostrar que, en materia económica, este es el peor
gobierno; aportando, por argumento, una sencillísima razón, dicha así,
descaradamente: porque no favorece a los ricos.
¿Difamo? ¿Exagero? Veamos esta pequeña muestra. El artículo
central de la sección de Economía del diario TalCual, pag. 8 del 22/03/2013,
augura en su titular: “El Sicad traerá un colapso financiero”. ¿Quién lo dice?
“Según los analistas provocará un desastre...” ¿Quiénes son los analistas?
Aunque en el artículo se usa el plural, sólo menciona uno; a menos que, la periodista
que firma se incluya a sí misma en el grupo selecto de “analistas”. Razones del
supuesto colapso: Una, los controles del
gobierno. Dos, he aquí la perla: “Angel García Banch aseguró que este nuevo
sistema no traerá grandes beneficios a las empresas importadoras”. Ni siquiera dice que no traerá beneficios,
sino que éstos no serán lo suficientemente grandes para satisfacer la
insaciable voracidad de las empresas importadoras y, eso -¡qué tragedia!- es un
colapso financiero para los "millones" de importadores
venezolanos. Perlita adicional: Un evidente acto delictivo lo califica el
analista de un buen negocio. Cito: “no hay mejor negocio en Venezuela que
conseguir un dólar a Bs. 6,30 y venderlo por encima de ese precio”. ¿Y los controles destinados a evitar tal acto
de corrupción? Para el analista no son más que “obstáculos” que conducirán al
pronosticado “colapso financiero”.
10:30 pm. Frustrado, cierro el periódico. Reparo, en ese
momento, en la prescindible portada de TalCual: Editorial “Carta a María de
Nazoa”. Leo y la frustración anterior se me convierte en tristeza. Un
sentimiento conmovido por la constatación de la vacuidad, por la mezquindad de
los intereses y por la superficialidad rampante e insensible. ¡Este señor
Laureano Márquez no tiene ningún escrúpulo en perturbar el sagrado reposo de
los venerables 92 años de la señora María Nazoa, de su bondad y de su cortesía,
para defender una opinión personal que
bien podía hacerlo con sus propios recursos y riesgo! Él, supuesto predicador
de amor, paz y respeto, no se le agua el ojo en aprovecharse de las diferencias
en una familia para sembrar inquina y distancia que enturbien las aguas y así
pescar migajas a su favor! Ya no se trata de si tiene o no razón en sus
opiniones sino de sí es válido, moralmente, sembrar cizañas en los corazones de
unos contra otros y desgarren entre sí, para beneficio del señor Márquez.
Reviso internet para ver si hay alguna respuesta entre los rápidos y
contundentes habituales de aporrea.org y verifico que la maniobra de Márquez ha
sido efectiva: Un mínimo sentido de respeto hacia los familiares de Aquiles
Nazoa inhibe a los críticos. Nadie quiere
involucrarse en una disputa familiar en que Márquez pretende convertir
una discusión sobre el significado de la obra del poeta y el uso cobarde de la misma para negarle en su
ser revolucionario, libertario, comunista. Busco en los lados de oposición,
esperando la misma conducta de respeto y, al contrario, consigo de inmediato sembradores de odio, como Gustavo Coronel, inmiscuidos en la disputa agrediendo a un
sector de la familia Nazoa con un artículo plagado de insultos, diciendo que los
ñángaras de la familia Nazoa son hipócritas, cínicos, malandros y enfermos y,
estableciendo que los que se pronuncian a favor de Márquez son sanos y
libertarios, cómo Aquiles. ¿No le da vergüenza semejante muestra de
insensibilidad e intolerancia?
Pienso, con todo lo doloroso del caso, que esta discusión
debe salir de ese pantano y centrarse en el meollo del asunto. Digo que el
problema es el uso del nombre y de la obra de Aquiles Nazoa para prestigiar
posiciones políticas contrarias a ese nombre y a esa obra. Y, en ese sentido, el
señor Márquez usa el poema “Verbos irregulares” de manera descontextualizada,
mentirosa y cobarde.
Descontextualizada porque, en la época en que fue escrito,
efectivamente, la impertinencia o la simple crítica eran pagadas con
allanamientos, cárcel, exilio o situaciones más graves como la tortura o el
asesinato. Escribir y, sobre todo, publicar, en esa época, incluso un texto
humorístico, era sin duda un acto de coraje y suprema valentía. ¿Es esa la
situación actual? ¿Es esa la situación personal del mencionado Márquez? ¡Por
favor!
Mentirosa porque eso no es verdad en la Venezuela de hoy.
Todo el mundo piensa y expresa, literalmente, lo que le da la gana, sin temor a
las terribles consecuencias de otras épocas. Cobarde, porque sintiendo Márquez
un verdadero regocijo por la muerte del presidente, no se atreve a decirlo, consciente de las
desbordantes y multitudinarias manifestaciones de dolor del pueblo venezolano y
sabe, además, de la bajeza de sus propios sentimientos. Recurre, entonces, en
forma maniquea, a los versos de Aquiles: “Si escribo lo que tengo en el seso,
yo voy preso, tu vas preso, él va preso”. Y eso no quiere decir que exista
realmente tal peligro ni que tenga limitación para expresarse quien tiene a su
disposición la primera página de un diario, los medios de la red social en twitter,
blogs, páginas webs, medios radiofónicos y televisivos, etc. ¿Qué va a usted
hacerle si tiene la cabeza llena de miedo? ¡Lo que no puede pretender es hablar
irresponsablemente, como si las palabras se pronuncian vanamente y no tienen
consecuencia, no afectan a nadie! Si habla, debe entender que otro también
puede hablar y decir que no está de acuerdo y expresar sus razones.
Recuerdo en este instante una anécdota que me contó un amigo
presente en un acto de Aquiles Nazoa en un espacio cultural de Barinas, allá por los años
setenta. Quien inició el acto presentó a Aquiles con estas palabras: “Honorable
público: Tengo el grato placer de presentarles al gran cómico Aquiles Nazoa. En
Venezuela y, quizás en toda Latinoamérica, no hay un cómico más grande que
nuestro ilustre visitante”. Cuenta el amigo mío que Aquiles se levantó de la
silla. Avanzó parsimonioso hasta el micrófono, recorrió con mirada firme al
auditorio y dijo con voz clara, enérgica y serena: “Quiero comenzar diciéndoles
que el único cómico que hay en este recinto es ¡el coño de su madre que hizo mi
presentación...” No me consta que esta anécdota sea cierta. Me gustaría que lo
fuera para así arrostrársela con propiedad a tanto inescrupuloso que abusa de
su nombre.
Me cuento entre los privilegiados que fuimos testigos de
algunas de sus luchas y que escuchamos de viva voz sus expresiones de
solidaridad y de combate al lado de los pueblos de América y de los oprimidos y
abandonados de la tierra. Le vi y le oí recitar el hermosísimo poema que
compuso a Fidel y al pueblo de Cuba. Escuché y serví de ocasional muchacho de
mandados en actos de solidaridad con Panamá, Nicaragua, Chile, Cuba. Uno de mis
más preciados recuerdos personales de mi juventud es un almuerzo que
compartimos con Aquiles unos doce muchachos soñadores y revolucionarios de la
UCV. Allí, dónde también estaba la señora María, bajo el conjuro de su mágica
voz de poeta, fue apareciendo en nuestro universo espiritual, la presencia
humana, amorosa y profunda del pueblo humilde de Venezuela. A los diecinueve
años, conocí a Aquiles Nazoa en las trincheras de la Revolución y puedo
asegurar que ese Aquiles no tiene nada que ver con ese defensor de escuálidos y
pro-imperialistas que nos quiere presentar Laureano Márquez. Por cierto, ese
chiste final con que Márquez termina su artículo, -firmado en la sede de la
CIA- no es gratuito. Desde que Freud demostró que los chistes son cosa seria y expresan
los deseos y los pensamientos más íntimos, podemos sospechar que ese chiste
revela, sino una verdad, por lo menos, un anhelo muy sentido por Márquez.
Finalmente, voy a permitirme la osadía de dar un consejo a
la familia Nazoa: Salgan de esa trampa-jaula que armó Laureano Márquez; pues,
están alimentando, sin querer, los intereses de quienes sólo aspiran a usar el nombre de Aquiles para sus fines. Aquiles se
defiende sólo: Su obra y su impoluta vida de lucha y amor desnudan los
corazones nobles, ganan sus afectos y su agradecimiento eterno. A Aquiles lo
defiende el pueblo porque el pueblo lo ha hecho suyo. Y, precisamente, porque
es de todos, todos nos sentimos sus herederos, hijos de sus afectos y de sus
luchas.
Pero, en relación a estos hijos autoproclamados, hay hijos
de hijos. Hay hijos... Espero que no sea necesario explicar esto último.
22/03/2013
01:30 am. Me acuesto recordando a Aquiles. Surge nítido el
recuerdo cuando teniendo catorce años, tímido y curioso, compré mi primer libro
en una librería de San Fernando, en Apure. La portada era un dibujo de un
hombre que se disponía a calzarse una bota y el pie desnudo descansaba sobre un
cojín. El título: Mientras el palo va y
viene. El autor: Aquíles Nazoa. Nunca había oído de tal libro ni tenía la
menor idea de quién era su autor. Pero el libro me pareció, atractivo,
artístico, prometedor. Conservo ese libro como lo que es, un tesoro. Pienso en
su Credo y recuerdo poemas suyos que me aprendí de memoria en aquellos tiempos
y aún recuerdo. Veo que aún estamos lejos de hacer realidad sus sueños de
justicia, paz y cultura; pero, estoy convencido de que estamos sobre el camino,
junto a otros pueblos de América. Las batallas son grandes y cotidianas y nos
cuesta mucho, a veces, no perder el rumbo en escaramuzas. Pero su palabra
mágica, su exquisita sensibilidad y su valoración y fe en el pueblo son fuentes
de inspiración constante y acicate duradero para el espíritu.