Por: Rafael
Hernández Bolívar
Las grandes
victorias de la Revolución Bolivariana han sido victorias civiles: En los
momentos clave del proceso, el pueblo participa de manera decisiva para
inclinar la balanza hacia las transformaciones necesarias en la estructura
política, jurídica y social del país. En el 98 acudió masivamente a los centros
de votación para llevar a Chávez a la Presidencia de la República; en el golpe
de Estado de 2002, las grandes mayorías estimularon, acompañaron y obtuvieron
el apoyo de los mandos de avanzada de las fuerzas armadas, actuación fundamental
para la restitución de la democracia y sus instituciones; durante el paro
petrolero el comportamiento solidario, responsable y ejemplar de los sectores populares
dio al traste con las ilusiones conspirativas de reaccionarios criollos y
extranjeros.
Pero estas
gestas extraordinarias a veces opacan logros civiles igualmente decisivos para
la consolidación de la democracia y de la revolución. Logros estos que han
permitido resolver conflictos políticos graves a través de mecanismos
institucionales y pacíficos. En ese sentido, el CNE ha sido y es un baluarte
insoslayable. Su actuación transparente, equilibrada y de absoluto respeto a la
Constitución y las leyes ha ganado la confianza de la comunidad nacional e
internacional, a pesar del injusto ataque de que es objeto por parte de la
reacción.
Tenía razón
Ortega y Gasset cuando afirmaba: “La salud de las democracias, cualquiera que
sean su tipo y su grado, depende de un mísero detalle técnico: el procedimiento
electoral, todo lo demás es secundario. Si el régimen de comicios es acertado,
si se ajusta a la realidad, todo va bien; si no, aunque el resto marche
óptimamente, todo va mal.”
Ante las
acusaciones que hoy arroja la oposición contra instituciones como el CNE,
intentando manchar su imagen y crear incertidumbres en función de un perverso
plan de desconocimiento de los resultados electorales, el pueblo debe salir en
defensa de la institución que ha dado solidez a la democracia y a la revolución.