Por: Rafael Hernández Bolívar
No basta con tener buenas ideas: Es necesario implementarlas bien. En caso contrario, terminan por venirse abajo y arrastrar con ellas aciertos y logros. Y, en estos casos, no valen las excusas ni las exigencias de comprensión. De buenas intenciones está empedrado el camino del infierno. Aunque, como dicen los cristianos, siempre hay oportunidad para enmendarse.
La Comisión Presidencial para la Conmemoración del Bicentenario de la Independencia de la República Bolivariana de Venezuela decidió publicar un diario durante doscientos días consecutivos en el cual se reseñarían los acontecimientos más significativos de cada año transcurrido de 1811 a nuestros días. La idea me parece genial y veo en la lectura de estos diarios la posibilidad de rehacer nuestra historia republicana y reflexionar día a día sobre los hechos históricos y los esfuerzos de los venezolanos que, para bien o para mal, nos han conducido a nuestra actual situación. Me entusiasmó la idea de refrescar mis conocimientos de historia patria y, además, vi la oportunidad de orientarme un poco entre las inmensas lagunas y dudas sobre períodos oscuros o poco estudiados. Me imaginé que este entusiasmo podría ser compartido y estimulado entre los venezolanos deseosos de conocer su pasado y encontrar elementos de reflexión o inspiración para los retos presentes.
Pero he aquí que en la lectura del día de hoy, correspondiente al año de 1815, recibo un baño de agua fría: En la reseña de la cruel muerte de José Félix Ribas se afirma que en 1814 “…le tocó vencer al enemigo Vicente Campo Elías en La Puerta”. Por esta vía, nada menos que el héroe patriota que auxilió en el momento límite, cuando estaba a punto de caer en manos realistas, la Plaza de La Victoria defendida valientemente por la juventud al mando de José Félix Ribas, es reducido a la categoría de enemigo.
Me impacta el error y mi primera reacción es atribuírselo a una trascripción equivocada. “se sustituyó una palabra por otra”, pienso. Quizás, enemigo por amigo. Pero, de ser así, la frase no tiene sentido: vencer al amigo. Tampoco si la palabra reemplazada por vencer es apoyar; pues, sería “apoyar al enemigo”. Por otra parte, Campo Elías si fue derrotado en La Puerta; pero, por José Tomás Boves y para que allí Ribas fuese vencedor tendría que estar del campo realista. Por más vueltas que le di al asunto no pude justificar el error. Concluí que se trataba de algún infame resumen hecho por algún mal estudiante.
Esto me impacto negativamente por dos razones: 1. Porque desde mi infancia recuerdo la imagen de la nube de polvo que por el camino de San Mateo divisaron los combatientes agonizantes de la Plaza de La Victoria y que los llenó de esperanza y le dió nuevos bríos al combate. No recuerdo donde leí una descripción épica, poética, hermosa, de ese momento: La llegada oportuna del valiente Campo Elías salvando la plaza y frenado la pretensión de los realistas de garantizarse una vía libre a Caracas. Tamaño error en el diario me pareció una afrenta. 2. Porque me hace pensar que el trabajo se ha tomado descuidadamente y me siembra dudas sobre cuanto se escriba en este periódico. Sobre todo en aquellos aspectos en los cuales tengo mayor desconocimiento y menos criterios para distinguir los hechos. Esto es lamentable, porque, lo repito, es una idea genial, y merece una implementación que le haga honor.
¡Ojalá en lo adelante no encontremos errores como éste!