Por: Rafael Hernández Bolívar
Las jornadas de inscripción de aspirantes al Partido Socialista Unido de Venezuela han generado una justificada expectación en el panorama político nacional. Desde quienes apuestan a su fracaso hasta los más entusiastas esperazados por su aparición han estado centrados en las cifras que al cierre de cada jornada arroja el comité promotor del partido. Los entusiasmos giran en torno a las cantidades.
Mucho más allá de si el número de inscritos es superior o no a la meta inicialmente propuesta, de si suman tres o cinco millones los aspirantes a militantes, es de mayor importancia focalizar la atención en el proceso mismo de constitución del PSUV. Quienes han venido manifestando su decisión de pertener a él en calidad de militantes constituyen de entrada una vanguardia esclarecida, identificada con los cambios que se están impulsando en la sociedad venezolana bajo el liderazgo del Presidente Hugo Chávez Frías.
Pero también está diciendo que el partido revolucionario es una necesidad perentoria en la actual coyuntura política y urge su constitución; que esta instancia de participación política colectiva está llamada a jugar un papel protagónico y decisivo en la profundización de la Revolución Venezolana. Esto supone una comprensión de lo que ocurre actualmente en Venezuela, de identificación de las fuerzas sociales y políticas enfrentadas, de los intereses en conflicto y una toma de partido por el bloque histórico que impulsa la Revolución.
Vale decir que los niveles de conciencia y, consecuentemente, de compromiso de los venezolanos agrupados en torno al nacimiento del PSUV son aspectos que merecen nuestra atención y deben ser discutidos a profundidad; pués, van a determinar en mucho la prefiguración y el destino del partido. Los aspirantes a militantes también aspiran al socialismo, a la integración latinoamericana y a una sociedad justa, productiva, democrática y libre. Desde ya hay que comenzar a recoger los análisis, los planteamientos, las ideas y las proposiciones de esos militantes que como mínimo comparten su apoyo a la Revolución bajo su actual liderazgo y la certeza de que es posible la unidad de los revolucionarios en un partido político.
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